Ámbar {La maldición del guerrero híbrido} 🔹EDICIÓN Y CORRECCIÓN🔹

Capítulo XIX🔸 Primera Prueba

El ambiente se había vuelto aún más pesado, pues ambas chicas levantaron sus manos al ver la figura del sátiro, quién las miraba con curiosidad, en especial a Ámbar. El sujeto contaba con un excelente físico en su mitad humana, tez oscura y ojos grisáceos, acompañados de una mandíbula pronunciada y con bellos que le daban un aspecto viril. Un abdomen perfecto pese a su pelaje y el cabello oscuro rizado a diferencia del pelaje de sus patas que eran color café al igual que las prendas de cuero cubriendo sus partes íntimas. Llevaba un cinturón del cual colgaba un cuerno mediano y una bolsa con flechas en su espalda. Ámbar lo detallaba detenidamente sin dejar atrás los pequeños cuernos sobre su cabeza y sus extrañas orejas de ciervo, y mucho menos imaginaba que semejantes criaturas podrían llegar a ser tan atractivas.

– ¿Quiénes son ustedes? –preguntó el sátiro con voz grave y autoritaria

– No somos una amenaza, por favor, puede bajar el arma –contestó rápidamente la pelirroja manteniendo la confianza en si misma para tratar de calmar al sátiro

– Respondan la pregunta –exigió más alto y dando un paso al frente para alarmar a las chicas

– Mi nombre es Ámbar y ella es Lila –se presentó- Solo buscamos ayuda, no queremos causar problemas.

Este las observó durante unos instantes para asegurarse de que las chicas no mentían ni tramaban nada extraño, y luego, como de la nada bajó su arco y flecha y les dedicó una cálida sonrisa.

– ¿Qué trae por acá a una humana y una ninfa? –preguntó un poco más amigable acercándose a ellas y viéndolas relajar sus manos- Mi nombre es Zalan, un gusto ver mujeres hermosas luego de tanto tiempo –habló coqueto ofreciéndoles su mano en un saludo. La humana la aceptó amable pero la ninfa lo rechazó de forma grosera recibiendo una mirada de desaprobación de su amia y una sonrisa pícara del individuo frente a ella que le restó importancia.

– Necesito un ingrediente para una poción especial, me dijeron que tal vez aquí podría encontrar respuestas

– Muy bien, luego veremos eso, por ahora debo llevarlas con el jefe de la tribu –les dijo- Síganme.

Con un poco de nervios, ambas se dispusieron a adentrarse en el lugar guiadas por el sátiro.

– Este lugar es realmente hermoso –Ámbar rompió el silencio

– Yo diría que solo es algo seguro, como un calabozo un poco más bonito –confesó el sátiro

– No parecen ser prisioneros –exclamó la ninfa imprudente al ver a su alrededor más sátiros tan apuestos como su guía, atendiendo las plantas, conversando entre ellos y dedicándole extrañas miradas a su persona, algunas lascivas y otras de odio.

– No lo somos, fue nuestra decisión venir –ratificó el sátiro con la mirada fija en el camino

– ¿Por qué prefirieron esto y no un bosque de verdad? –preguntó Ámbar

– Verás, hace años vivíamos todas las criaturas bendecidas y creadas por los dioses en el reino Balneria, existía plena armonía y el dios creador de los sátiros, Dionisio, era el más divertido de todos los dioses. Las ninfas eran... –fue interrumpido por Lila

– Éramos acosadas por los sátiros –se quejó

– ¡Lila! –la regañó la humana y ella solo desvió la mirada con obstinación

– No Lila, eran más divertidas, ellas nacían de la naturaleza y compartían el mismo amor que nosotros por los bosques.

– ¿Creo que nacían de un árbol no? –preguntó la humana mientras cuidaba sus pasos entre las ramas