XIII🔸Portal

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La tarde se volvía un poco oscura tras la constante lluvia que no parecía querer terminar. Ámbar retiró aquellos trapos mojados de su cuerpo que ella había llamado ropa, los dejó a un lado de la habitación para después lavarlos, los necesitaría para los entrenamientos. Se quedó completamente desnuda y se detuvo frente al espejo. Se sentía un poco enojada sin motivo, pero recordaba las palabras de Garath aquella noche y miró su cuerpo de arriba hasta abajo. Se debatía entre probar esa supuesta sensación o no.

Concluyó que lo mejor era darse un baño, vestirse y dormir después de beber un poco de leche. Después de todo mientras más rápido llegará su cumpleaños, más rápido se iría el día de su tortura. Y quería que pasará, lo más rápido posible. No quería alargar esa tensión en su mente.

Por su lado, Garath estaba sentado esperando las respuestas de Lila, quería saber qué había pasado y por qué el aroma que llevaba en el cuerpo le resultaba tan familiar.

— ¿Y bien? —se levantó sintiéndose agotado y vió como las manos de la ninfa comenzaban a temblar

— No tengo nada que decir —Grath golpeó la mesa asustándola

— ¡Entonces debo pensar que prefieres estar acostandote con cualquiera por ahí!, ¿Verdad? —habla firme

— N-no, líder —comenzó a llorar— Yo n-no que-queria —habla tartamudeando cubriendo su rostro

— ¿Acaso uno de los guardias se atrevió a tocarte? —preguntó calmandose a sí mismo— ¡Contesta joder! —gritó al no tener respuesta.

Ella solo miraba al suelo asustada y no paraba de llorar, Garath suspiró una y otra vez hasta caer en cuenta que si habían avisado de ella no lo revelaría. Las ninfas podían llegar a ser tan testaruda que preferirían la muerte antes que romper una promesa o pacto de sangre. Probablemente quién lo halla echo sabía demasiado sobre la naturaleza de esta pequeña criatura.

— Vete —susurró llevando sus manos a su rostro y escuchó la puerta cerrarse con rapidez.

Se despojó de sus prendas y se sentó en la cama, escuchó unos toques en la puerta y no respondió al momento.

— ¿Líder? —la voz de Mara sonó en un susurro por una rendija de la puerta

— Entra —respondió sin mirar en su dirección

— Recogeré esta ropa —comienza a ponerla en una canasta que deja en el suelo, se acerca descaradamente hasta Garath— Se ve demasiado tenso, si... me permitiera —habló apenada y este asintió sin mirarla

Ella sobio a la cama y colocándose detrás de su espalda, comenzó a dar un masaje a sus anchos y fuertes hombros. Sus manos eran suaves y se movían bien, pero en ese momento Garath decidió imaginar que eran otras manos, no las suyas sino las de cierta humana que lograba sacarlo de sus casillas. Entonces cierto amigo despertó al imaginarla, Mara lo notó y decidió aprovecharse de ello.
El masaje fue descendiendo hasta llegar al lugar más íntimo del salvaje, entonces con su mano masajeó aquella parte como ya lo había echo. Escuchó un gruñido de Garath y este no pudo evitar recordar el día en que Ámbar lo atrapó teniendo relaciones. Por instinto miró a la puerta y se despertó de sus buenos y lujuriosos pensamientos.

Se levantó de golpe dejando a la chica confundida sobre la cama. Respiró profundo y la miró, en otra ocasión habría arrancado su ropa y la hubiera cogido hasta el amanecer, pero no quería. No tenía deseos y eso era extraño.

— Fuera de aquí Mara —habló bajo

— Pero...

— ¡Dije largo! —gritó

— Sí mi rey —susurró corriendo hasta su canasta, la tomó y se fue de allí casi corriendo.

Garath borró los pensamientos de su mente y se dispuso a darse un baño.

Ámbar {La maldición del guerrero híbrido} 🔹EDICIÓN Y CORRECCIÓN🔹Where stories live. Discover now