8.

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Isabela.

—¿Cariño? No has tocado tu comida ¿Pasa algo? —preguntó mi abuela.

—Yo sé que le pasa, se llama Elsa —las palabras de Mirabel me sacaron de mi pequeño trance, la miré con el celo fruncido— ¡Viste!

—¡Cállate Mirabel! —sentí mis mejillas arder.

—¿Entonces todas esas "desveladas" es por hablar con Elsa? —intervino Luisa— ¿No es suficiente con verse en la universidad?

—Oigan, soy su hermana mayor, deberían respetarme —reclamé cruzándome de brazos—, tengo muchas cosas que hacer en le universidad, eso es lo que me pasa.

Ni yo misma me creo eso.

—¿Por qué no me ayudas con el jardín? Puede despejar tu mente —sugirió mi abuela. Asentí rápidamente, obvio iba a aceptar con tal de escapar por un miembro de mis hermanas—. Pero antes, termina de comer.

(...)

—Hace unos años, planté esta jacaranda y jamás creí que llegaría a crecer tanto —escuché a mi abuela a lado mío—. Se te da bien la jardinería ¿Por qué no lo tomas de pasatiempo?

—Nunca lo había pensado —respondí mientras seguía poniendo tierra en las masetas—. Lo consideraré.

Mi abuela se quedaba en nuestra casa por las tardes, los trabajos de nuestros padres no les permitían estar durante el día, desde que éramos pequeñas mi abuela nos cuida. Más ahora que está Mirabel en una edad de hacer travesuras.

—¿Qué es Elsa para tí? —preguntó mi abuela repentinamente. Detuve mis acciones y tragué saliva— ¿Te gusta?

—¿Elsa? ¿Gustarme? ¡Ja! ¿Por qué pasaría eso? —dije nerviosa y mi abuela puso un semblante serio—. Y-yo... —bajé mi cabeza tratando de ocultar el rubor de mis mejillas—. Creo que sí...

—¿Hay algún problema con ello? —siguió interrogando.

—Abuela, es mi amiga... ¿Sabes lo terrible que es eso? —mi abuela negó—. Va a terminar esta amistad ¿Qué tal si sabe que me gusta y deja de hablarme? ¿Qué pasa si a ella le da igual pero nuestra amistad no es la misma? ¿Y si-

—Isabela, basta —mi abuela me interrumpió sujetándome de los hombros—. ¿Ese es tu único miedo? Todos en algún momento nos hemos sentido atraídos por algún amigo.

—Bueno... Supongo que tengo miedo a que ella no me corresponda... Quiero decir, ella misma me dijo que le interesan las mujeres además de los hombres, pero... No creo que ella quiera estar conmigo después de lo que vivió —traté de explicar. Y era cierto, Elsa en numerables ocasiones me comentó que no deseaba una relación en mucho tiempo, no después de ver como fue Hans con ella.

¡Pero yo no seré así con ella! Tampoco puedo obligarla, es su decisión y la debo respetar. Aunque ella aún no sepa que me gusta.

—Entonces ¿temes a que no te corresponda o acepte porque ella aún no supera lo que pasó? —asentí—. Tienes un buen punto, pero ¿Sabes algo? Siempre puedes iniciar de nuevo.

—¿Ella o yo? —pregunté confundida y en respuesta recibí un ligero golpe en mi cabeza.

—Obviamente ella —mi abuela suspiró—, tu miedo es normal, has estado tantos años sin una amistad verdadera que ahora que la tienes temes perderla. Pero por lo que hablas de Elsa, no creo que a ella le importe arruinar una amistad, sea cual sea la respuesta a lo que sientes.

—Bueno sí... Elsa es lo suficientemente madura para todo... —murmuré.

—No tomes una decisión apresurada ¿Quieres? —apreté mis labios mirándola—, permítete pasar más tiempo con ella, disfruta lo que tengas que disfrutar y cuando creas que sea el momento, díselo —ella sugirió.

Begin Again |Elsabela|Where stories live. Discover now