20.

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Elsa.

—Está calvo —escuché a Rapunzel—, no lo mal interpretes, pero todos los bebés al nacer son horribles.

—Cállate —gruñí mirándola y solté un quejido colocando mi mano sobre mi vientre.

—Te estás pudriendo —ella empezó a reír y se acercó a mí.

—No sirvo ni para tener hijos —me quejé—, necesito más morfina o lo que sea.

—He leído que a veces la cesaría termina siendo la mejor opción en vez del parto natural, hay muchas complicaciones en ambas, pero aparentemente más en natural —mencionó colocando a mi bebé en mis brazos—, es raro... Jamás pensé verte en esta situación.

—Yo sigo sin creerlo —admití mirando a mi bebé—, creo que jamás había pensado llegar tan lejos. Ya sabes, primero Elaine y luego él.

—Lo han hecho bien —Rapunzel me sonrió.

—Sí... Aunque, me aterran muchas cosas —admití.

—Supongo que es parte de crecer —asentí en acuerdo con ella.

—¿Lista para ser madrina de Leo? —cuestioné mirándola.

—Por supuesto que sí, seré la mejor madrina, incluso mejor que Dolores con Elaine —reí levemente— ¿Alguien ya vino a verlos?

—Mis padres y Anna ya lo vieron, de hecho salieron a comprar algunas clsas, los padres de Isabela vendrán a conocerlo el fin de semana en la casa y su abuela vendrá en la tarde —respondí.

—Genial, tendrías tiempo para descansar, lo necesitas. Parece que estás muriendo lentamente —bromeó.

Rodeé los ojos levemente y miré a mi bebé dormir tranquilamente, era obvio que tiene todo de Isabela.

Hace casi un año y medio que comenzamos en tratamiento para un segundo bebé, fue un largo proceso porque yo debía sentirme totalmente segura de tenerlo. Isabela estaba dispuesta a volverse a embarazar, pero realmente yo quería esto.

Es algo complicado de explicar.

La comunicación es importante, y quizá ha sido difícil en un principio, pero estamos para madurar y crecer y saber que el hablar entre nosotras es lo más fundamental para mantener el barco a flote.

Rapunzel se fue dejándome sola con Leo. Es lindo nombre y es lindo él, escogimos el nombre tras una larga lista que nos ayudó a hacer Elaine, fue el que más quisimos.

Traté de acomodarme lo mejor que pude, era difícil moverse con una herida en mi vientre y un bebé rn brazos, creí que por tener cuidados prenatales no habría complicaciones, pero todo fue una maldita ilusión, resulta que Leo nunca se acomodó y tuvieron que intervenir con una cesaría de emergencia.

Y heme aquí.

—Adelante —dije escuchando varios toques en la puerta.

—¿Mami? —sonreí escuchando la voz de mi hija en la puerta— Compramos ropa para Leo.

—Ella insistió —dijo Isabela entrando con ella— ¿Cómo estás?

—Rapunzel dijo que me estaba pudriendo —miré a Isabela subir a Elaine a la cama—, estaré bien ¿Qué tal el demonio de Tasmania?

—¡Oye! —reclamó Elaine—, lo que sea que te cuente mamá no es cierto.

—Elaine —Isabela dijo y ella agachó la cabeza—, digamos que alguien empezó una pelea.

—Eso es mentira —gruñó Elaine—, se burló de mi amigo.

—¿Hablas de...—insinué a quien se refería.

Begin Again |Elsabela|Where stories live. Discover now