19: A los enemigos de Víktor Frey [+18]

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Capítulo dedicado a Ysabel y Javii porque ambas hicieron sus propias versiones en fanart del capítulo de la playa, y ambos están hermosos 🤍🤍🤍 (cuando mi internet colabore les subiré los fanarts que tengo pendientes a las capítulos).

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Axer había decidido tomar una siesta para despertar con energía para esa cosa que le obligaban a celebrar.

Para su desgracia, no había soñado. Había estado recordando dormido.

Sinaí siempre le había parecido subjetivamente perfecta. Le daba igual si no era normativa, era inmejorable para él.

Sus gestos, el ángulo exacto en que sus cejas arqueaban al desafiarlo, el cariz que adoptaba su rostro cuando fruncía el ceño con recelo, la profundidad que adquirían sus ojos cuando los entornaba a través del cristal. Era devoto a la forma precisa de sus labios, aunque luchara contra todo lo que le provocaba hacerles.

Había detalles en ella a los que no se podía acostumbrar, y que el tiempo separados solo hacía que perdiera la práctica para resistirlos. Verla con ese bañador negro fue, inmediatamente, desear tenerla contra los paneles de espejos y admirar sus tetas comprimidas desde el otro lado.

Tenerla en el agua de la playa, sus piernas aferradas al torso de él, fue emitir una plegaria eterna porque ella no bajara más. De haberlo hecho, habría notado la única parte de su cuerpo que seguía sin saber disimular lo que ella le provocaba.

Justo en ese momento, Axer abrió los ojos de su aparente sueño y maldijo, pues una parte de él ya había estado despierta. Y vaya jodida presión que sentía. Intentaba pensar en su tesis para distraerse, pero la dolorosa necesidad no se iba, y no era sencilla de ignorar.

Y es que las piernas de Sinaí...

Axer emitió una respiración pesada, sus ojos cerrados con fuerza. Sin ningún contacto, el solo recuerdo de ella lo tenía mareado de placer.

En ruso, murmuró un par de frases que quería decirle a ella, y pronunció su segundo nombre como una maldición. Porque eso parecía; indeleble, irrevocable e ineludible. La única mujer que le había ganado. Más de una vez.

Con impotencia, sintiéndose como un débil que se rendía, llevó su mano al interior de su boxer.

Sus ojos fuertemente cerrados, pues no había nada en la habitación que le interesara. Nada en su teléfono. Nada en internet. Todo estaba ahí, en los recuerdos de lo vivido con la maldita reina que rompió el tablero y con sus fragmentos lo obligó a construirle un trono.

Axer hizo presión sobre su entrepierna y empezó la caricia contra toda su voluntad. El primer jadeo brotó a su pesar al imaginar que era ella, y la estrechez de su húmeda boca, lo que le confería aquel alivio.

Te dejaré descansar, lo prometo, pero antes quiero pedirte algo —le había dicho él en aquella llamada, la primera después de ese íntimo encuentro en el auto.

¿Quieres que maúlle para ti?

Axer contuvo la respiración, aumentando levemente la fuerza de sus repeticiones, pues todo su cuerpo le pedía más a sí mismo.

El recuerdo de ella, y toda su descarada suciedad, era su única fantasía.

Lo que quiero hacerte, bonita... —murmuró en su idioma, sintiendo el líquido preseminal manchando sus dedos—. Las mil maneras en las que alimentaría tu perversión...

Se mordió la boca, mirándola a ella abierta en el asiento trasero de aquel auto; tan mojada que él podría haber bebido de ella, tan dispuesta que él pudo haberla llenado de una embestida. Pero se había contenido, porque esa madrugada solo quería asomarla al abismo de las perversiones que acechaban su cabeza cuando la veía. En esa ocasión, su prioridad era demostrarle que sin importar con cuántos se besara, jamás sentiría el hambre con el que él la estaba castigando entonces, y que solo él podría saciar.

Nerd 3: rey del tablero [+18]Where stories live. Discover now