32: Doce horas para el gambito

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Axer


Axer Frey era adicto a Sinaí, pero se tenía el respeto suficiente para no perseguirla.

Aunque besarla se sintiera como derramar ácido en las llagas provocadas por la pasión enfermiza de ambos.

Él se sentía seguro de necesitarla en su vida, pero a esa nueva Sinaí no la lograba comprender por mucho que se esforzara. En un momento decía amarlo, le regalaba el cumpleaños que jamás tuvo, y el placer que ni siquiera imaginó desear; luego se alejaba, lo ignoraba por todos los medios y concretaba citas con otro.

Y ni siquiera tenía la decencia de ser honesta con él.

Si el gato quería salir de la caja, descubriría que jamás estuvo cerrada. Solo tenía que tomar la decisión, y dejaría a Schrödiguer sin experimento.

Mientras pensaba, Axer se cansó de buscar a Aaron por toda la mansión hasta que se resignó a pedir indicaciones al hermano mayor. Dominik justo comía como sabandija mientras jugaba God of war en la sala de entretenimiento.

—De acuerdo, ¿dónde está Aaron?

—No lo he visto más —contestó el ruso grandote que golpeaba su control como si pensara que la fuerza con la que apretaba los botones influiría en el daño causado al contrincante—. Vino a buscarte temprano pero por motivos de tu ausencia, hemos tenido que sucumbir a siete horas con treinta grados de alcohol para aminorar la espera.

—Dijo estar aquí con Sinaí apenas entré, pero no me lo he topado en ningún pasillo o habitación. ¿Alguien lo vio salir?

—No, ni lo vi cruzarse con tu novia. Estaba demasiado ocupado matando a Thor.

—Ha de haber salido por alguno de los pasadizos —comentó Aleksis, del que ninguno se había percatado pues estaba en quietud leyendo tras el respaldo del sofá en el que se encontraba Dominik.

—¿Tenemos pasadizos secretos? —preguntó Dom poniendo en pausa su juego y arrodillándose sobre el sofá para mirar a Aleksis.

—En efecto que los tenemos, sino, ¿dónde iría a leer cuando no quisiera ver la simpleza de sus rostros?

—A alguna de la treintena de habitaciones despejadas, ¿tal vez? —inquirió Dominik anonadado.

Aleksis intercambió una mirada con Axer que parecía rogar que tuviera compasión por el grandote de Dominik, o que por favor le matase. La diferencia siempre era indiscernible tratándose de Aleksis.

Axer renunció a la fe que tuvo alguna vez de poder sacar algo de sus hermanos.

No quería estar en su habitación en un momento como ese. Quería estar trabajando. Un atracón de placer como el que le proporcionaban sus experimentos en Frey’s empire le sonaban a la solución idónea para la abstinencia.

Así que iría en busca de eso.

Al pasar por el living rumbo a la salida, vio a su padre en una llamada activa por un auricular a la vez que comprobaba quién sabe qué en su tableta de trabajo. Se veía concentrado así que Axer ni se molestó en despedirse y fue directo a la puerta.

—¿No acabas de llegar? —inquirió Víktor Frey con un timbre en su voz premeditado para que Axer comprendiera que iba dirigido hacia él.

—Olvidé algo en el laboratorio —contestó esquivo Axer con la mano a un milímetro del picaporte.

—¿Algo o alguien? A estas alturas dudo que en realidad trabajes en algo.

Axer suspiró, y acabó por voltearse en dirección a su padre.

Nerd 3: rey del tablero [+18]Tempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang