Capítulo XXII

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-Parece que alguien se ha levantado con el pie izquierdo. -Dijo Harley cuando vio a Elia.

-Muy gracioso. -Replicó con una mueca de fastidio.

-Venga anímate un poco.

-Tengo sueño.

-¿Y cuando tienes sueño estás de mal humor?

-Obviamente sí.

-Vale no hace falta que te pongas así.

-Lo siento, es que he tenido un sueño muy raro e inquietante está noche y no me ha dejado dormir.

-¿No será el paseíto nocturno que te diste?

-Es más por el sueño.

-¿Qué pasaba en el sueño?

-Aparecían Nyx y Heracles, con todo su ejército de monstruos horribles. Pero estaban hablando en otro idioma.

-¿No sería español? Ya que están en España tendría sentido.

-No, yo entiendo el español. Era muy raro, parecía antiguo y enrevesado.

-¿Y que tiene eso de inquietante?

-No estoy segura pero me ha puesto de los nervios, no me ha parecido ningún idioma que haya oído en mi vida. Es solo un presentimiento, pero creo que tiene algo que ver con mi daga.

-¿Tu daga?

Elia la desenvainó.

-Con la empuñadura, más concretamente. ¿Ves esos pequeños dibujitos? Parecen más bien letras de un idioma antiguo.

-Pues sí. ¿Te suena de algo?

Elia suspiró.

-Ni idea. Seguramente tenga algo que ver con el inframundo. Es una daga de hierro Estigio así que la empuñadura también la forjarían allí. Bueno, supongo. Son todo incógnitas y suposiciones.

-Bastante es que has llegado a eso con suposiciones.

-Quien sabe. -Elia se encogió de hombros.

-¿Quieres jugar a algo?

-No tengo ganas.

-¿A algo tranquilo? Podemos jugar a palabras encadenadas.

-Venga vale, te dejo empezar.

-Gafe.

-Feliz.

-Venga ya. No hay palabras que empiezan por liz.

-Vale, felicidad.

-Dado.

Estuvieron jugando un buen rato, hasta que empezaron a aburrirse.

-¿Cambiamos de juego? -preguntó Harley.

-No me encuentro muy bien. Me voy a ir un rato a mi cuarto.

-¿Quieres que avise a los demás?

-No, seguramente solo sea cansancio.

-Vale como quieras.

Elia se fue a su cuarto y se dejó caer sobre la cama. Cerró los ojos, pero era incapaz de dormir. Se quedó mirando por la ventana, las nubes oscuras amenazaban con empezar a descargar lluvia sobre el barco.

Poco a poco sus ojos se cerraron y empezó a soñar.

Era la primera vez que soñaba con ese lugar y además parecía que Nyx y Heracles aún no la habían visto.

Estaban en un bosque de eucaliptos. Elia se escondió detrás de un árbol y espió a sus dos enemigos, que estaban de espaldas a ella.

-El amo cuenta con nosotros. Está vez no puedes fallar. -dijo Nyx. -Hay que eliminar a la niña.

-Es muy poderosa, mató a toda la oleada de monstruos que mande contra su casa.

-Como vuelva a escapar puedes despedirte de tu inmortalidad.

-Ya me ha quedado claro, pero tú aún no has propuesto ninguna manera de librarnos de ella.

-Hay que separarles, juntos serán invencibles, pero cada uno por separado no podrá con todos nosotros.

El paisaje empezó a desvanecerse y las voces se volvieron más lejanas.

-Elia, vamos despierta. -Alguien le estaba zarandeando.

-¿Qué pasa?

-Llevas dos horas durmiendo, la comida ya está hecha. -Dijo Harley.

Elia se frotó los ojos, mientras se incorporaba.

-¿No han preguntado los mayores por mí?

-De momento no. Están muy ocupados preparando varias cosas.

-Vale, vamos a comer.

El comedor estaba desierto cuando llegaron.

-¿No nos habían llamado a comer?

-Sí, pero no están ni en la cocina. -respondió Harley saliendo de la cocina.

-Que raro.

-Vamos a buscarles por fuera.

Salieron a la cubierta y se encontraron a todos los semidioses juntos alrededor de...

-¡Annabeth! -exclamó Elia cuando vio a su hermana en el suelo.

-Tranquila solo se ha mareado.

Elia se agachó a su lado.

-Estoy bien. Tranquilo. -Le estaba diciendo a Percy mientras intentaba mantenerse sentada, intentó ponerse de pie y a punto estuvo de irse al suelo. De no ser por Elia y Percy habría acabado otra vez en la cubierta.

Una luz les rodeó a los tres y empezaron a aparecer imágenes en sus cabezas, imágenes del pasado de Annabeth y Percy.

Cuando Percy llegó al campamento, los dos en el Olimpo devolviendo el rayo, cuando navegaron el mar de los monstruos...

Elia soltó a Annabeth y el flujo de recuerdos se interrumpió.

-¿Qué ha pasado? -preguntó Percy.

-No tengo ni idea. -respondió Annabeth.

Elia intentó responder, pero había consumido demasiada energía, se desmayó.

La nueva Generación [PJO, HoO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora