Capítulo XXXIV

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Intimidante.

Era la mejor palabra para describir al ejército de Nyx. Grande, intimidante y oscuro.

Elia y Harley estaban muy inquietos, era su primera batalla propiamente dicha y seguramente eran los semidioses más jóvenes en participar en una.

-¿Vamos a poder con tantos? -preguntó Harley con la cara blanca.

-Tranquilos, los cañones son potentes -intentó tranquilizar Leo, aunque ni él mismo estaba seguro de poder abatir a ningún monstruo con ellos.

El sol estaba tocando el horizonte, aún no había ni rastro de Heracles o Nyx. Las nubes se habían retirado bastante y no parecía que fuese a llover.

-Todos a los cañones -dijo Annabeth.

Cargaron y dispararon, pero los monstruos o tenían la piel muy dura o llevaban armadura porque los que recibieron el impacto fueron arrastrados unos metros y después se levantaron como si no acabasen de ser alcanzados por una bala de treinta centímetros de diámetro hecha totalmente de metal.

No duraron mucho en el barco porque enseguida empezaron a devolverles balas y la estructura del barco empezó a crujir.

-Deberíamos bajar antes de que el barco se caiga -propuso Hazel.

El sol estaba a punto de desaparecer en el horizonte y todo el ejército se quedó muy quieto.

Aparecieron Heracles y Nyx al frente de todo su ejército.

No habían cambiado nada desde que los había visto en su sueño. Heracles vestido con una túnica morada y Nyx hecha de oscuridad, su vestido parecía hecho de galaxias y su cara... Elia apartó la mirada antes de empezar a hiperventilar.

-Me alegro de que hayáis venido, si no habría tenido que mandar a todo mi ejército contra el pueblo y eso es mucho más aburrido que ver a unos cuantos semidioses morir -dijo Nyx. -Venga, no seáis tímidos, bajad aquí y morid como héroes.

La risa de Nyx era un sonido que describía perfectamente la locura.

-Si bajamos nos van a machacar -murmuró Elia

Los semidioses se miraron entre sí, indecisos.

-¿Bajamos? -preguntó Harley.

Piper suspiró.

-No sé si es peor bajar nosotros o que tiren el barco -dijo ella.

Una bala de cañón impactó contra el casco del barco y provocó que zozobrasen peligrosamente.

-Bajaremos -dijo Percy.

-Buena elección -comentó Nyx.

Sorprendentemente no les atacaron mientras bajaban, la última luz desapareció en el horizonte en cuanto Elia puso los pies en el suelo. Heracles hizo sonar un cuerno y el combate empezó. Nuevamente Nyx y Heracles desaparecieron y dejaron todo el trabajo a sus monstruos.

El combate duró más bien poco tiempo, en menos de diez minutos estaban todos acorralados contra unas rocas, los monstruos eran indestructibles, por muchos tajos que les diesen las hojas parecían atravesarles y al instante se volvían a formar. Solo podían esperar un milagro.

-Esperad -dijo Nyx de pronto -, quiero matarles con más calma, que se pueda ver bien, los vídeos después quedan muy borrosos.

-Eso es porque no sabes grabar -Gruñó Heracles -, maldito vejestorio anticuado.

Nyx hizo un gesto con la mano, como si apartase a una mosca molesta.

-Bueno, juguemos a un juego antes de que os mate. Uno de vosotros ha sido poseído por un espíritu de oscuridad que mande yo, cuando diga ya esa persona quedará fuera de combate, ¿Sí? -no espero una respuesta por parte del grupo -¡Ya!

La nueva Generación [PJO, HoO]Where stories live. Discover now