Capítulo XXV

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-¿Qué vas a hacerle de regalo a tu hermana? Aún no te he visto practicar nada. -Preguntó Harley.

-Es sorpresa. ¿Y tú?

-También es sorpresa.

-Te he visto con Leo en el taller, por lo que presupongo que es algún invento y teniendo en cuenta que le preguntaste a Percy que cosas le gustan a Annabeth y solo te quedaste con libros y arquitectura será algo relacionado con esas dos cosas. -Harley se quedó boquiabierto. -¿Me equivoco?

Harley se cruzó de brazos queriendo decirle que no, pero Elia había dado en el clavo y su cara lo delataba.

-Lo sabía -comentó ella. -tu cara lo dice todo.

-Pero no vas a adivinar que hemos construido.

Le sacó la lengua.

-Ni quiero saberlo ya lo veré mañana.

-¿No deberías estar estudiando los mapas de la ciudad o algo así?

-Debería, pero ya lo miro luego. Aquí fuera se está mejor que dentro.

-Eres la primera hija de Atenea que conozco que prefiere estar fuera a estar dentro estudiando algo.

-No te confundas, a mí me encanta aprender cosas nuevas, pero también me gusta estar fuera y simplemente hay que saber equilibrar ambas cosas para no pasarse todo el día encerrado o sin hacer nada productivo. -Hizo un gesto con las manos como imitando una balanza . -¿Lo entiendes?

Harley asintió.

-¿Y cuando vivías sola con tu padre también salías fuera a jugar?

-Bueno, salía solo a estar fuera y a entrenar.

-Tenías tiempo para todo.

-Ahora también. Solo que además ahora tengo amigos.

-¿Y como aprendiste tantos idiomas?

-Me los enseñó mi padre.

-¿Todos?

-Sí, bueno griego antiguo ya sabía pero como todos.

-Eso está bien.

-¿Qué parte?

-La de nacer sabiendo griego antiguo.

-¿Nunca te has planteado el hecho de que por lo visto sabemos griego antiguo antes de saber hablar? Quiero decir, nadie nos lo enseña y ya lo sabemos pero al nacer nadie sabe usarlo. A lo mejor si no hubiésemos aprendido a hablar no sabríamos griego antiguo.

-¿Por qué le das tantas vueltas a las cosas?

-Porque tengo tiempo, ganas y curiosidad.

-Lo digo porque ahora yo también le estoy dando vueltas.

-Está era la intención. -contestó con una sonrisa. -No dar las cosas por sentado es la mejor manera de descubrir nuevas cosas. ¿Cómo te crees que descubrió Newton la gravedad? La gente ya sabía que las manzanas caen de los árboles y que si saltas no te quedas flotando, pero Newton en vez de quedarse en eso le dio vueltas para encontrar el porque, en vez de quedarse con el porque sí que nos dicen siempre.

-¿Y tú porque desafías a la gravedad?

-Me gusta desde siempre subir a sitios altos, la sensación de logro personal cuando alcanzas un sitio al que otros no pueden llegar. A lo mejor es una tontería, pero me da igual.

-No lo entiendo. ¿Subes a sitios altos para sentirte mejor que los demás?

-Para sentir que me he superado a mi misma.

-Sigo sin verle el sentido.

-A ver, -Elia cogió aire como si tuviese que explicarle un ejercicio a un niño pequeño. -¿Tú te habrías sentido bien si hubieses sido capaz de llegar hasta el puesto de vigía?

-Sí, porque te habría demostrado que no soy tonto.

-¡Pues es lo mismo!

-Ah.

-No lo has entendido ¿Verdad?

Harley negó con la cabeza.

-No veo la relación entre esas dos cosas. ¿Qué tiene que ver sentirte bien por superarte a sentirte bien por superar lo que los demás piensan que no puedes hacer?

-Vale no ha sido un buen ejemplo. ¿Alguna vez te has propuesto hacer algo y no has sido capaz hasta el enésimo intento?

-¿Qué significa enésimo?

-Que has perdido la cuenta de las veces que lo has intentado.

-Ah, sí, eso sí me ha pasado alguna vez. Con el lanzallamas por ejemplo.

-¿Y después no te sentiste bien por haberlo conseguido?

-Claro.

-Pues es lo mismo que me pasa cuando consigo escalar a lugares altos.

-Pues ya te has quedado sin sitios que escalar en este barco.

-Ya, ahora estoy aprendiendo a hacer volteretas.

-¿Ah sí? ¿Y que has aprendido?

Elia hizo un voltereta lateral.

-Eso es fácil. -Dijo Harley.

Elia puso los ojos en blanco, estaba segura de que Harley no sería capaz de hacer lo mismo, pero de todas formas le hizo otras demostraciones. Hizo el pino-puente y otras tantas volteretas básicas en el suelo.

-¿Eso también es fácil? -inquirió Elia.

-Bueno, solo hay que practicar.

-Claro, pero eso te pasa con todo. A ver si puedes hacer tú lo mismo.

-No, gracias.

-¿Tienes miedo a quedar mal?

-Tengo más miedo a darme un golpe en la cabeza.

-Pues no digas que es muy fácil.

-Pues enséñame algo que sea más difícil.

Elia suspiró, cogió carrerilla e hizo una voltereta hacia atrás apoyando los pies en el mástil, habría quedado genial si no fuese porque al caer al suelo se desequilibró y cayó de culo al suelo con el pelo en la cara. Sopló para apartarlo.

-Te ha salido muy bien. -Dijo Harley, con sorna, aunque de todas formas se acercó para ayudarla.

-Cállate.

Harley levantó las manos sin poder ocultar una sonrisa.

-Hasta que no seas capaz de hacer alguna de esas volteretas te callas.

-¡Si no he dicho nada!

-Tu cara habla por ti.

-Ha sido muy gracioso, admítelo.

-No. No ha sido gracioso.

-Un poco sí.

-No.

-Qué poco sentido del humor.

Elia resopló y se fue.

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