La nueva Generación [PJO, HoO]

Capítulo XXX

¿Tú ves tierra por algún lado? -preguntó Harley.

-No, solo agua -respondió Elia mirando al horizonte.

-¿Leo no había dicho que llegábamos hoy?

-A lo mejor llegamos por la tarde.

-Pero aún no se ve tierra.

Estaban los dos sentados en la borda del barco con los pies colgando hacia fuera, seguramente si hubiese pasado cualquier semidiós les habría hecho bajarse enseguida, pero después de desayunar y felicitar a Annabeth, se habían encerrado en la cocina para preparar una tarta y tener distraída a Annabeth mientras Harley y Elia "decoraban" el barco porque realmente se habían limitado a hinchar muchos globos y colgar un Feliz cumpleaños Annabeth, después de jugar un rato con los globos (y explotar accidentalmente algunos) empezaron a otear el horizonte en busca de tierra firme. El cielo estaba muy oscuro y amenazaba con descargar sobre ellos, el viento cortante atravesaba su ropa, pero los chicos parecían no notarlo.

-Seguramente llegaremos a la hora de comer.

-¿Puedes invocar de nuevo a tu caballo de luces?

-Cleo, se llama Cleo y no es un caballo de luces es un Pegaso.

-Pero si está hecho de luces.

-Pero no es como un holograma, es más bien... un espíritu de la luz. No es fácil de entender.

-Vale, pero ¿Puedes hacer que venga?

-Sí.

Cerró los ojos y al instante apareció Cleo. El Pegaso/espíritu de la luz sacudió la cabeza y se acercó a Elia, ella le acarició el cuello y montó de un salto. Tuvo que hacer que Cleo se agachase para que Harley pudiese subir, una vez estuvieron ambos montados el Pegaso levantó el vuelo. El aire frío hizo que se les pusieran las mejillas y la nariz coloradas.

Elia hizo a Cleo subir aún más, se metieron en el interior de una nube y salieron unos segundos después por encima de ellas, allí arriba el sol calentaba. Cleo se posó sobre las nubes como si no estuviesen hechas de vapor de agua.

-Podemos bajar, las nubes no cederán -informó Elia dando un salto y cayendo sobre la nube. Harley fue detrás de ella, era suave y blandita, pero no cedía bajo su peso, en contra de todo lo que creía Harley la nube no era como pisar algodón, era más bien como una alfombra de pelo llena de gotitas de agua.

Elia estaba dejando un rastro de huellas de colores según andaba.

-Como mola -murmuró Harley dando saltitos, pero él no dejaba huellas de colores.

Cleo estaba un poco más alejada masticando nubes.

-¿Tu Pegaso come nubes?

-Cleo como lo que sea. Una vez se comió una piedra que había en el suelo, luego estuvo dos días sin poder volar, pero por el resto estaba perfectamente.

-¿De dónde salió?

-Pues... pues no me acuerdo. Creo que estaba intentando matar una cucaracha y apareció Cleo y se la comió, aunque mi intención era matarla, no que fuese el aperitivo de un espíritu luminoso.

-¿Come cucarachas?

-Sí, ya lo sé es bastante asqueroso, pero a ella no parece importarle.

Elia se sentó en las nubes y empezó a dibujar con el dedo en ellas.

-¿Cómo descubriste esto?

-¿El que?

-Que puedes volar, invocar espíritus de luz, caminar por las nubes... vamos que a ti te parecerá muy normal, pero yo lo máximo que he volado ha sido en un Pegaso del campamento.

Elia dejó de dibujar, frunció el ceño y miró a Harley sin comprender.

-Es algo... natural. Tú respiras y nadie te ha enseñado, tu cuerpo funciona sin necesidad de pensar en ello. Yo sé que puedo hacer magia, es como caminar, una vez empiezas no tienes que pensar que vas a dar otro paso, si no que lo haces automáticamente.

-¿Entonces como sabes que es una bendición de Hécate lo que te dio poderes?

-Me lo dijo mi padre, aunque hay veces que he dudado de ello y con el tiempo he visto que su explicación perdía fuerza, pero ¿Qué otro motivo podría haber?

-A los dioses se les da muy bien liarla, sobre todo con las vidas de los semidioses.

-No creo que les importe tanto.

-Bueno, Atenea se interesó por tu padre.

-Exacto, por mí padre, yo vine después.

Cleo se acercó, y bajó la cabeza para que Elia le acariciase.

-A los dioses les está prohibido visitar y cuidar a sus hijos mortales.

-Ya lo sé, no lo entiendo, pero lo sé.