Mirar

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Hola que tal, soy la chica de las poesías :).

Este es el penúltimo capítulo de Sasuke pequeño por el momento, cerrando el arco. Volveremos al Sasuke adolescente hormonado.

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Cuando su padre decidía hacer reuniones de trabajo, su madre solía llevarlos a él y a Itachi al patio de atrás, a jugar –Cuando Itachi no tenía que ir, claro–. A Sasuke, fuera del interés por el trabajo de su padre natural por su edad y su curiosidad, no le importaban las visitas que traían.

A veces era gente que conocían –como primos o tíos –que se quedaban a cenar o por lo menos saludaban, a veces eran personas del trabajo de su papá con historias divertidas.

Otras veces... eran como el señor Tanaka. Vecinos o familiares que Sasuke simplemente fingía que no existían. Y ellos hacían lo mismo con él.

Algunos días, su papá invitaba a Itachi a las reuniones y Sasuke se veía replegado a su habitación, donde podía leer o ver la televisión. Su hermano nunca había hablado de eso, aunque él insistiera, pero siempre iba directo a verle después de que terminaban. Al parecer, sólo iba a prestar oído lo cual era mortalmente aburrido, en su opinión. Como ir a ceremonias religiosas o a discursos.

¿Por qué no te gustan?

Sasuke entendía si no le gustaba la gente que le ignoraba ni le saludaban. A él tampoco le gustaban, pero a Itachi siempre lo saludaban con cortesía.

No entiendo por qué quieres saber de ellos –dijo su hermano. Ese día, estaban en el jardín comiendo mochi y mirando los pájaros –No son personas simpáticas

Eso era verdad. Pero aún tenía curiosidad –Pero mamá también está

Su hermano negó con la cabeza. Sasuke ya se había rendido en preguntar detalles, pero tampoco entendía que hacía su mami ahí. Hasta donde Sasuke sabía, su mamá no trabajaba con su papá.

Mamá está obligada porque es la compañera de papá

Pero que esté obligada no significa que no le gusten

Itachi sonrió un poco y le golpeó la frente amistosamente con dos de sus dedos. Sasuke chilló y se llevó las manos a la cabeza. ¿Cómo un movimiento tan simple puede ser tan doloroso?

No crezcas tan rápido

¡Algún día seré tan fuerte como tú! ¡Y te ganaré hermano!

Su hermano volvió a sonreír. Y volvió a alborotar su cabello. Sasuke comió dos mochis más después de acomodar su pelo, aburrido de no poder entrar en casa. Bueno, técnicamente podían entrar si querían... El problema era que no podía poner un pie cerca de la oficina de su papá sin que su madre se enterase. ¿Cómo lo hacía...?

¿De verdad no me contarás nada? –Insistió.

¿Sobre qué? –Respondió él, esquivo como siempre.

Sasuke se tomó unos segundos para decidir que preguntar. Tenía millones de preguntas, pero Itachi sólo respondería un par antes de desviar el tema, supuso.

¿Por qué se reúnen en la oficina de papá? ¿Por qué no en otro lugar?

Itachi lo meditó también. No vio censura en su rostro o ganas de esconderle algo. Cuando lo hacía, su cara se ponía seria y no colocaba ninguna expresión. Sasuke sabía que no servía de nada preguntarle cuando estaba en modo esquivo. Su hermano tenía una forma muy especial de guardar secretos.

Porque acá tienen privacidad

¿Qué era privacidad? Sasuke pensó en las palabras que conocía, no recordando la definición de esa en su conocimiento de palabras raras. Se lamentó haberse dejado el diccionario en su habitación. Su hermano, aparentemente notando que él no recordaba o no sabía, se apiado de él.

Significa que no quieren que nadie más sepa lo que hacen. Nadie fuera de esta casa

¿Por qué quieren guardar un secreto?

Porque lo que hacen no es bueno

Sasuke lo miro con sorpresa. ¿Por qué decía eso? Su hermano nunca había mencionado algo sobre las reuniones hasta ahora. Y menos que eran algo malo. El niño dudó. Pero él estaba seguro de que su papá no era malo. Él trabajaba para la ciudad, eso decía su mamá. Los mantenía seguros de los malos. Sasuke no entendía nada.

Pero papá...

Vamos a jugar

Itachi se levantó y tomó las espadas de madera, instándolo a jugar con él. Sasuke, seducido por la oferta de jugar –y la posibilidad de ganarle– a su hermano, se levantó también y tomó la espada que su hermano le ofrecía. Iba a ganarle algún día, como que su nombre era Sasuke.

Cuarenta minutos pasaron y el niño decidió ir al baño. Su madre sólo les había ido a ver una vez y les había repetido que se quedarán ahí. Bastó una mirada de su hermano para que Sasuke entendiera que lo que Itachi había dicho era secreto. Y Sasuke no era soplón, por muchas preguntas que tuviera.

El problema era que la oficina de su papá quedaba cerca. Y la curiosidad de Sasuke por las palabras de Itachi era tan grande... Que se encontró caminando a hurtadillas de vuelta, convenientemente deteniéndose en la oficina de su papá.

La puerta estaba entreabierta y el niño no pudo evitar mirar, aunque no pudo observar nada más que espaldas, personas paseándose y la pizarra de su papá llena con fotografías e hilo rojo atado. Sabía que si era descubierto tendría graves problemas, por lo que optó por quedarse en la entrada y tratar de enfocar su vista. Sólo sabía que eran fotografías por la forma que tenían, pero ¿Qué tan importante era como para mantenerlos alejados? ¿Sería de verdad algo malo, como decía Itachi? ¿Su papá era una mala persona...?

No podía ver nada más que imágenes difuminadas, lo que le hizo suspirar en frustración. Y aquello habría quedado en nada, si no es que un carraspeo a sus espaldas lo hubiese puesto en un verdadero problema.

Eres demasiado pequeño para estar aquí



¡Es culpa de su aroma!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora