Olores

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Había una cosa sobre olores que no podía entender.

El mundo se dividía en dos sexos; hombre y mujer. Sin embargo, debido a la cadena evolutiva y cientos de argumentos más que cualquiera podía leer y aprender en primaria y parte de la secundaria, cada uno también poseía un sexo secundario, que era el que regía y dominaba el otro sexo al final.

Alfa, Beta y Omega.

De alguna forma que él no podía entender, pero Naruto e Itachi si, podían identificar a otros humanos y saber lo que eran aunque estos no lo dijeran. Itachi le había explicado, después de que éste tuviese su primer celo en segundo de secundaria, que los humanos solían regirse en base a olores. Que un alfa podía atraer o repeler sólo con su olor, que tenían la capacidad de lograr que el resto hiciera lo que ellos quisieran. Era eso por lo que constantemente se encontraban en supervisión hasta volverse adultos. A pesar de eso, Sasuke no podía evitar pensar que en realidad, su hermano nunca necesitó su género secundario. Sólo dios sabía que Itachi hacía lo que quería con la empresa y la gente que le rodeaba con una sola palabra y ser alfa sólo había empeorado esa facultad. Sin embargo, nunca le había obligado a hacer nada y no había cambiado el trato hacia él.

Aunque era terrorífico saber que cualquier alfa podía hacer lo que quería contigo si te descuidabas.

Pero él, como niño y casi beta sólo tenía el olfato desarrollado para detectar olores mínimos. U olores normales, en realidad. Si había notado, sin embargo, que el olor característico de su hermano y de Naruto se habían intensificado un poco después de su celo. Quizá porque eran las dos personas más cercanas a él. Itachi le había dicho que el olor de un beta se establecía entorno a los dieciocho. Y que con los omega era algo parecido a los alfa, pero se endulzaban o se agriaban dependiendo de la personalidad de éste. Lo cual no dejaba de ser extraño. Y sorprendente.

Sigo sin entenderlo –Admitió él, durante el almuerzo. Pendiente de terminar de comer su ramen instantáneo, Naruto ni siquiera le prestó atención. Sasuke estaba seguro que terminaría bizco si seguía comiendo de esa manera.

Es simple. La gente huele de forma diferente, tebayo –Le volvió a explicar Naruto. Colocando una expresión de superioridad sólo por entenderlo. A Sasuke se le antojó tirarle lejos el ramen instantáneo que tenía a su lado, sólo para hacerlo rabiar – Los alfa huelen más... ¿Cómo es la palabra? –el rubio lo pensó un momento –¡Salvaje! Si, salvaje

Tú sigues oliendo pésimo para mí. Pero no muy diferente de lo usual –replicó Sasuke. Naruto le soltó un gruñido.

Y tú no hueles precisamente a rosas, teme –replicó el rubio.

¿Y los omega? –preguntó Sasuke, decidiendo dar por terminada la pulla o no terminarían nunca. Sabía bastante bien que, si le daba cuerda, Naruto y él se podían insultar todo el día. Y hablar de todo un poco sin tomar en cuenta la hora, en realidad. Naruto lo pensó un poco.

Uhm...dulce. Algunos huelen dulce. Aunque Hinata huele a girasoles

¿La oliste? –Preguntó él, incrédulo. Naruto se avergonzó y negó rápidamente con la cabeza. ¿Se avergonzó? ¿Por qué se avergonzó?

¡No, claro que no! Eso es algo muy personal, tebayo –Las mejillas de Naruto se tornaron rojas. Y Sasuke le miró ceñudo durante todo el almuerzo, hasta que volvieron a clase.

Si se molestó con aquello ni lo dijo, ni le prestó atención. Pero no pudo evitar recordar que la primera persona a la que Naruto había olido había sido a él, de todas las personas. Si eso era personal, entonces aquello había significado algo.

A saber de qué se trataba.

¡Es culpa de su aroma!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora