Taka

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Perdooon he estado jugando como el ser vicio que soy, llevo como dos semanas sin escribir nada. Pero me pondré al día, lo prometooo C:

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El siguiente día fue algo parecido. Pero Sasuke no se quedó en la sala de clases, porque Suigetsu lo llamó desde la entrada. Se habían conocido en un campamento de kendo a los siete, el último antes de que sus padres fallecieran. No se juntaban muy a menudo, pero almorzaban o salían juntos en esas raras oportunidades.

¡Sasuke, siéntate conmigo! –le gritó Karin, agitando el brazo para llamar su atención. Juugo se encontraba frente a ella, con lo que parecía un manga en las manos. Suigetsu le pasó un brazo por encima del hombro, muy al estilo del dobe traidor ese, y lo encaminó junto a sus amigos.

Te recuerdo que eres una omega, Karin –replicó el hombre, quien olía de tal manera que le recordó el mar. Pero no de mala manera –Sasuke está fuera de tu liga

¡N-no lo decía de esa forma! –se justificó ella, tan roja como el tomate frito que había traído. Sasuke suspiró, sentándose junto a Juugo y dejando a Suigetsu para que se entendiera con Karin. Ellos dos eran tan divertidos juntos, que a Sasuke aún le sorprendía el que no se hubiesen vuelto una pareja. Pero parecía que eso sucedería más pronto que tarde. Suigetsu era alfa, según recordaba. Y desde que Karin se había vuelto una omega, que no se había separado de ella.

¿Lo estás llevando bien? –Preguntó Juugo. Tenía la suerte, hasta el momento, de ser un beta. Un beta con un trastorno de personalidad en tratamiento, pero un beta. Sasuke se encogió de hombros. Hasta el momento, sólo había intentado lidiar con eso y no pensar demasiado. Porque era shockeante. Y aún intentaba no alterarse tanto como para que sus feromonas se alteraran. Cosa que no estaba funcionado tanto como él creía que funcionaría–Leí que en algunos casos costaba mucho acostumbrarse

Es porque Sasuke no se lo esperaba –replicó Suigetsu, indiferente. Echándose a la boca el pescado que había traído –Y como no tiene un temperamento fácil...

¡No digas eso! ¡Sasuke es muy agradable! –replicó Karin, golpeándole en la cabeza. Provocando que Suigetsu se mordiera la lengua.

¡Qué te pasa, loca! –gritó él en respuesta. O más bien algo que sonó como "Que de pada doca". Sasuke les ignoró, continuando con su almuerzo. Juugo emitió pequeños comentarios sobre lo que estaba leyendo, mientras Karin y Suigetsu seguían siendo ruidosos. Lo normal. Pendiente de la discusión, Sasuke no pudo decir que se acordó demasiado de aquel dobe. Pero ellos eran tan enérgicos que le recordó un poco a él. Quizá era por eso que, cuando ellos se juntaban con Naruto, el grupo se volvía aún más animado. Se mordió el labio. Estaba pensando demasiado en alguien que no lo merecía.

Quizá... –divagó en voz alta. No se percató que los demás cerraron la boca para escucharlo –Quizá... deberíamos pasar más tiempo juntos –Porque no quería volver a la sala de clases cada vez y encontrarse a Naruto oliendo a girasoles. Y además tener que soportarlo en el metro de vuelta. Ayer había sido desagradable. Y hoy podía apostar que sería de la misma forma.

¡Yaay! –gritó Karin, alzando el puño hacia el cielo. Y a Sasuke no le importó. Terminaron el almuerzo entre discusiones y un plan para ir a una cafetería al otro día que salió de la nada. Además de seguir almorzando juntos. Él estuvo de acuerdo, sorprendido con que la idea de estar con otras personas le atrajera tanto.

Aunque en el fondo, muy en el fondo... Sasuke echaría de menos aquella ruidosa compañía.

Pero había pasado demasiado poco tiempo como para considerarlo algo lógico.

¡Es culpa de su aroma!Where stories live. Discover now