04 - Dolor

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Evan había dejado atrás una escena sangrienta y se había adentrado en el bosque, donde vagaba desorientado. La sangre de sus víctimas se secaba sobre su piel y su ropa. No comprendía lo que ocurría, ni siquiera recordaba algo que no fuera su nombre.

―¿Quién soy? ¿Dónde estoy? ¿Por qué lo hice? El hambre... ―repetía una y otra vez mientras deambulaba bajo la oscuridad de la noche.

Evan sufría una inquietante inestabilidad en su cuerpo. Las venas se le hinchaban como si fueran a reventar y volvían a su estado normal. Su oído se agudizaba hasta ser capaz de escuchar las pisadas de una hormiga. El tormento se extendió por su cabeza, doblegándolo ante el estremecimiento que amenazaba con hacérsela estallar. Evan cerró los ojos, presionó los párpados con la misma fuerza con que se cubría los oídos con las manos. Al abrirlos, fue capaz de ver más allá del espectro visible. Por un instante, presenció un salón destruido y cadáveres por doquier.

―¡¿Qué me pasa?!

Atormentado, se tiró al suelo y se retorció de dolor. Perdía el control de su cuerpo, que mutaba a costa de infligirle un calvario inimaginable. El abdomen se le contraía. Las costillas se le partían violentamente y se regeneraban al instante. Las uñas le crecieron como despiadadas garras durante breves segundos, los suficientes para que se desgarrara el pecho con la intención de extirparse el dolor que lo devoraba por dentro. Sangró, pero las heridas desaparecieron. Una intensa sensación de hambre se apoderó de sus pensamientos. Tras un monstruoso grito, regresó a la normalidad. Su agitada respiración se relajaba mientras permanecía tendido sobre la tierra.

―El mar... Puedo olerlo... Quiero verlo... ―murmuró y perdió el conocimiento.

Evan 1. Renacer © [En proceso de edición]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora