15 - El experimento

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Evan se había marcado un rumbo, un propósito que había despertado su naturaleza más siniestra. A pesar de seguir intercambiando llamadas con Elisa y consumando el amor cada tarde con ella, perdía lo que le quedaba de humanidad y se engañaba con la premisa de que obraba por el bien de esta.

Cuando no tenía citas con Elisa, Evan recorría los suburbios para vigilar a los vagabundos que había mordido. Como buen científico, observaba y analizaba los cambios de los sujetos experimentales. Estos padecían alteraciones fisiológicas y súbitas oscilaciones en el estado de ánimo. Igual que le sucedía a él, unas marcas negras se ramificaban como venas por sus cuerpos. Los primeros sujetos murieron, murieron para despertar poco después ansiando devorar carne humana.

―El tiempo para el cambio varía de un sujeto a otro. Es evidente que depende del sistema inmunológico y de las características de cada individuo, aunque todos mostraron síntomas muy similares antes del cambio. Por lo visto, a ninguno se le había administrado alguna variante de la Cura, lo cual explica que hayan renacido en ese estado tan primario, carentes de habla y de más capacidades cognitivas humanas, y que no hayan evolucionado como yo... —razonaba Evan frente a los tres pasivos muertos vivientes que analizaba en un oscuro callejón.

»Sí, el hambre. Los entiendo. Es una necesidad. La Cura los obliga a alimentarse de aquello que son. El falso instinto de que se regenerarán solo si digieren carne de sus semejantes mueve sus impulsos primarios. Pero ese don de la regeneración depende de la Cura que recorra sus cuerpos, cosa de la que carecen, ya que son unos simples infectados. Lo que más me maravilla es que puedo ver a través de todos, puedo sentirlos y puedo... controlarlos igual que controlé a aquella chica con la que salvé a Elisa. —Evan se valía de sus cobayas para explorar sus dones—. Soy la evolución. Soy el futuro. Solo un ser de altas capacidades podría controlar al rebaño. La Cura Madre me ha otorgado un poder inimaginable, puedo conectar mi mente con las de todas estas criaturas... —Elevando su concentración, notó la existencia de más muertos en el mundo—. Es curioso que mis creaciones no sean las únicas que percibo. Alguien ha estado jugando con las Curas, pero dejaré que esos engendros actúen por su cuenta. Por ahora, me bastan los míos para sembrar el terror en estas calles. Adelante, hijos, alimentaos».

Aquellos seres se desplegaron por los callejones. Algunos atacaron a otros vagabundos, presas fáciles que no tenían a dónde ir. Dos camareros que salían a tirar la basura de sus respectivos restaurantes también formaron parte del menú de las criaturas. Por último, una pareja que buscaba intimidad en un callejón para saciar su lujuria encontró en su travesura una sangrienta muerte.

Los gritos de las víctimas alarmaron a los vecinos cercanos. Testigos de las avenidas principales vieron siluetas humanas desapareciendo en la oscuridad. El horror se expandió por las calles cuando hallaron charcos de sangre alrededor de cadáveres despedazados. Muchos tendrían pesadillas con aquellas vísceras esparcidas por el suelo. Las FOP tuvo que acordonar varias zonas y tranquilizar a los ciudadanos.

Evan había contemplado el festín a través de sus títeres. Tras disfrutar de la carnicería, ocultó su rebaño en las alcantarillas hasta que llegara el momento que considerara oportuno.

―Esta ha sido la primera noche de la nueva era que se avecina, humanos ―sentenció Evan y desapareció entre las sombras.

Evan 1. Renacer © [En proceso de edición]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora