21 - Respiro

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Ethan, después de observar la tarjeta de la directora Evelyn y cuestionarse sus intenciones, regresó con su equipo. Una vez más, se interesó por el estado de sus subordinados. A pesar de haber sobrevivido a un siniestro evento que escapaba a toda lógica, los agentes le aseguraron que se encontraban bien.

—¿Qué pasa, jefe? ¿Ha ligado con la tetorra? —bromeó James, no solo para alegrar las caras de sus amigos, sino también porque él mismo necesitaba digerir la traumática vivencia con humor.

—Es la directora de las instalaciones de Storm Company en Land Heart. Resulta que ahora colaborarán con las CES para investigar lo que está pasando. Creen que esto es producto de una droga desarrollada por terroristas —informó Ethan.

—Putos terroristas. Nunca se cansan —comentó Stuart.

—Están yendo demasiado lejos. Son capaces de hacernos esto a nosotros, a las CES. No podemos bajar la guardia —añadió Richard.

—En cualquier caso, estad bien atentos estos días. Tened cuidado con la gente que no conozcáis e incluso con la gente que no pertenezca al cuerpo. La directora Evelyn ha dicho que la droga se vuelve contagiosa al pasar al torrente sanguíneo. Una mordida de uno de ellos y perderemos la cordura de la misma manera. No sé si creérmelo, pero os ruego que tengáis cuidado —les advirtió Ethan, por lo que Irina, temiendo que la aislaran en un laboratorio como si fuera una cobaya, ocultó la mordedura que tenía en la pierna.

—¿Y por qué nuestros compañeros se convirtieron en monstruos? Sandra, Arnold, y hasta Alex —preguntó Adams, citando sus nombres con dolor—. ¿Qué eran esas abominaciones?

—No soy científico, no entendí del todo la explicación de la doctora. Ella asegura que es producto de la droga, que esta provoca mutaciones. Es terrible —contestó Ethan.

—¿Qué más hace esa droga, Ethan? ¿Devuelve la vida a los muertos? —cuestionó Leonard, pretendiendo rebatir las alegaciones de la científica.

—En teoría, todos estaban vivos, pero resistían por los efectos de la droga.

—Eso no me lo trago y no creo que ninguno lo haga, incluyéndote. Anthon estaba muerto, lo comprobé. Poco después, se levantó como uno de ellos —subrayó Leonard.

—Lo mismo ocurrió con Susana. Por un momento, A. J. y yo pensamos que seguía viva, pero nos engañábamos —contó Adams, cuyo testimonio potenció el escalofrío colectivo que había generado Leonard.

—¡No sigáis, por favor! —rogó Mei, temblorosa—. Me pone los pelos de punta pensar que sean muertos de verdad.

—Hay que ser realistas y barajar todas las posibilidades —intervino Tatiana, que se mostraba más fría que la mayoría frente a los hechos.

—Me parece que esa directora no ha contado todo lo que sabe —expuso Tanque con plena convicción.

—Pienso lo mismo, pero no puedo ponerle un cuchillo en el cuello delante de todo el mundo. Hay que investigar lo que ha estado pasando en la isla, incluyendo lo de La Explanada, ya que dejamos muchos asuntos en manos de las FOP. Por ahora, recordad que, si os cruzáis con más hostiles, debéis dispararles en la cabeza. Cuando estemos en otro lugar, os contaré otra cosa... —Ethan guardó silencio al ver que el coronel se aproximaba.

—Sé que lo que habéis pasado ha sido duro y debo daros la enhorabuena por ello. Sois dignos de formar parte de las CES. Lo peor a lo que uno se puede enfrentar en el cuerpo es dispararle a un compañero. Vosotros habéis superado esa difícil prueba —los felicitaba el coronel Xavier—. A partir de ahora, os trasladaréis al cuartel general junto con las unidades restantes. El teniente Ethan seguirá al mando de la Unidad Siete y la Unidad Uno estará bajo su supervisión hasta que se decida su futuro. Debido al impacto de esta tragedia, dispondréis de tres días libres...

Evan 1. Renacer © [En proceso de edición]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora