25 - Las instalaciones

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Mientras los terribles acontecimientos azotaban la ciudad, las instalaciones de Storm Company sufrieron el ataque de un supuesto terrorista. El misterioso hombre había logrado infiltrarse en el establecimiento y desatar un infierno en su interior. Después de robar un maletín repleto de Curas Alfas, provocó una explosión en el área de los laboratorios antes de huir, dejando a su paso un rastro de científicos muertos que resucitaron con ansias de devorar carne fresca.

La directora Evelyn ordenó inmediatamente que priorizaran la salvación de los experimentos y que evacuaran a los supervivientes. La presencia del director Jason y su subordinada Quimera supuso una gran ventaja, aunque lo que más le interesaba a Hans era proteger a Cerbero, su nueva creación.

Quimera despejó el camino para que los científicos recuperaran el cuerpo de Cerbero en una cápsula médica. Se adentró en la destruida área de los laboratorios, donde los muertos vivientes deambulaban y se sentían atraídos por los vivos, pero no por ella. Anna desenfundó sus pistolas de gran calibre e inició una carnicería. Disparó con precisión en los cráneos de los zombis hasta vaciar los cargadores. Prosiguió empleando técnicas de combate cuerpo a cuerpo que en su vida pasada ni siquiera dominaba. La Cura implantada en su sistema nervioso central había permitido que desarrollara otras capacidades a un ritmo sobrenatural. Los científicos que la acompañaban contemplaban con asombro su fuerza sobrehumana y lo fácil que le resultaba arrancarles la cabeza a aquellas criaturas.

—Bien hecho, Quimera —le susurró Jason cuando llegaron a la sala donde estaba Cerbero y le apretujó el trasero. Ella permaneció inmóvil.

—Han desaparecido varios viales de Cura Alfa —dijo Evelyn, denotando su enojo, al finalizar una llamada.

—Creo que me hago una idea de quién es el hijo de perra que se ha cargado estas instalaciones. Debe ser el mismo cabrón que me atacó en Cyrean —sospechó Jason.

—Pues que rece para que no lo encuentre. —Evelyn miró el monstruoso cuerpo de Cerbero mientras era trasladado a la cápsula médica—. Esa criatura será una belleza a su lado.

—Cuenta conmigo... Hay que darse prisa. Cuando los que han sido mordidos se transformen, la fiesta dejará de ser agradable. ¿Has informado a Foster? —preguntó Jason y, en ese instante, sonó el teléfono de Evelyn.

—¡Qué casualidad! Hablando del rey... —Evelyn mostró la pantalla, donde se apreciaba la llamada entrante de Michael—. Hola, señor Presidente.

—Cierre las instalaciones y evacúe inmediatamente. Debemos abandonar Land Heart lo antes posible —ordenó Foster, cuya voz sonaba agitada.

—Acabamos de sufrir un ataque terrorista. Creía que llamaba por eso. ¿Por qué debemos abandonar Land Heart? —cuestionó Evelyn, extrañada, y Jason prestó atención.

—Hemos perdido el control. Los muertos caminan por las calles, es cuestión de tiempo que se apoderen de toda la isla. Todo ocurre exactamente igual que el simulacro estimado ante un caso de brote como este. Daos prisa —instó Michael Foster.

—Dios mío... —La científica exageró su expresión de sorpresa frente a Jason, pues sabía que una catástrofe similar pasaría tarde o temprano—. ¿Cómo ha ocurrido?

—Lo desconozco. Han surgido de la nada. Evelyn, no la olvides. Espero que esté intacta —subrayó Michael—. Ya sabes qué hacer con el resto.

—Sophia Smith fue una de mis prioridades, señor. Nos marcharemos en cuanto terminemos el traslado de Cerbero.

—Bien. Nos veremos en el continente —concluyó Michael.

—Land Heart va a desaparecer, Jason. Los muertos se están propagando por la isla —le resumió Evelyn.

—A nosotros no nos cogerán aquí. ¡Moved el culo! —le exigió Jason a su personal.

Los científicos tomaron asiento en los helicópteros tras asegurarse de que su carga más valiosa se encontraba a bordo: las cápsulas médicas que portaban a Sophia Smith y Cerbero. Desde una distancia prudente, detonaron las bombas de autodestrucción de las instalaciones para incinerarlas por completo. La ensordecedora explosión redujo una de las principales sedes de Storm Company en el mundo a una inmensa llamarada y una oscura cortina de humo.

Evan 1. Renacer © [En proceso de edición]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora