Capítulo 9. Un grupo más unido

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—Wow, ¿Qué tanto ruido hay por allá?—

—¡Joder, Frank! no vuelvas a asustar así—

—Jeje, lo siento— rascó su cabeza. —Miren lo que traj... ¿Qué le sucede a Quackity?—

Tirado en el suelo, Quackity pudo lograr recuperar la razón, pero aún seguía encogido dando uno que otro espasmo. Con la cabeza dando vueltas y su cerebro punzante, apenas lograba percibir las voces de sus compañeros.

Una nueva disociación de la realidad se hizo presente, y desgraciadamente una de las peores que ha experimentado. Las grandes presencias de sus compañeros lo remontaron a un lugar de dolor, donde manos intrusas ensuciaron su cuerpo y le tomaron por la fuerza, mandando su cordura por los suelos y reviviendo una humillación que rogaba que fuera un cruel escenario inventado por su mente.

La sensación de manos apretando bruscamente sus extremidades aún seguían presentes en su piel, todavía se sentía desnudo a pesar de que en el presente ni siquiera le quitaron la chaqueta. Sus ojos picaron, amenazando con derramar más lágrimas por miedo y la pasada ansiedad, sin dejar de pedir que el abuso que vio hacia su persona no fuera real.

Por el miedo a flor de piel, Quackity se alejó cuando sintió que una mano se posó sobre él, temiendo ver al recurrente carnero de sus visiones y que volviera a reclamarlo por la fuerza. Para su alivio, sólo se encontró con los brillantes ojos de Staxx, que le miraron con preocupación y después se desviaron furiosos hacia Rubius.

—¿Qué mierda le hicieron?—

Rubius le miró ingenuo. —Nada, sólo estábamos jugando con quitarle la chaqueta— se percató de las lágrimas del chico, abriendo los ojos con sorpresa. —¿Quackity? ¿Qué pasa?—

De inmediato se limpió las mejillas y los párpados, intentando que no le vieran. Ellos no sabrían que fue lo que vio, pero aun así sentía como si pudieran verle desnudo y maltratado, como si fueran conscientes de todo lo que pasó. Quackity volvió a temblar sin poder decir nada, quería huir por la vergüenza y el dolor.

—¿Te hicimos daño?— la voz de Rubius estaba angustiada. —¿Te herimos?—

—Calla— Staxx interrumpió. —Quackity... ¿Puedo acercarme?—

A pesar de demorar unos segundos que parecieron una eternidad, el chico asintió lentamente todavía con el rostro cubierto, sintiendo como Staxx se acercaba con cautela cerrando la distancia entre ambos, hincándose en el suelo cuando finalmente estuvieron cerca. Quackity se dejó abrazar por su compañero, amenazando con romperse ante el dulce consuelo de Frank, quien sobaba con suavidad su espalda y daba palmaditas sobre su gorro para calmarle.

—Tranquilo, tranquilo— susurró con cálides. —Ya pasó, estás a salvo, todo está bien— meció su cuerpo, arrullándolo.

Rubius miró a otro lado, sintiéndose incómodo al no saber cómo actuar ni que decir, dejando que Staxx terminara por estabilizar a Quackity. Pronto los pasos de otra persona se escucharon a la lejanía, se trataba de Fargan quien había regresado, con una expresión no muy agradable en su rostro.

—¿Qué fue?— Rubius se acercó a su compañero.

—Intrusos, al que seguí era una criatura tan extraña... No he visto algo similar desde que llegamos aquí— contestó. —Cuando estuve por atraparla, se desvaneció en el aire sin dejar rastro... Decidí mejor volver ya que se había ido— notó a Staxx a la lejanía. —¿Qué pasa?—

—Yo debería de preguntar eso ¡No deben intimidar a personas más débiles que ustedes!— regañó.

—¡¿Ah?! ¿Pero qué dices?—

Lagunas ; Quackity | Karmaland & DSMP |Where stories live. Discover now