Capítulo 26. Obteniendo respuestas

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La puerta de madera rechinó de forma escandalosa cuando Luzu la abrió para abandonar la cabaña. Su rostro era uno tenso y sus mejillas tenían un intenso color rosa adornándolas, tosió mientras mantenía la cabeza gacha, yéndose a toda prisa.

Por unos instantes, el único sonido de los alrededores era el del viento sacudiendo las copas de los árboles y algunos ¡Cuaks! de los patos en el río. Los ruidos comunes de la naturaleza era lo único que llenaba el ambiente, hasta que la puerta de la cabaña volvió a rechinar, pero esta vez con un sonido lento y casi interminable, intentando ser lo más silencioso posible.

Por el pequeño espacio de la puerta, la mitad de un rostro con saltones ojos bicolores se mostró al exterior. Ambas pupilas miraban juguetonamente de un lado a otro, inspeccionando afuera, y cuando no detectó ningún hombre castaño de hoodie negro a la vista, Quackity abrió y cerró la puerta en un santiamén y procedió a abandonar su hogar, yéndose a pasos agigantados.

Hace dos días había tenido ese extraño sueño, y desde entonces anhelaba visitar a Sapo Peta para hablar de ello. Su intuición le decía que algo extraño había detrás de todo lo que presenció, estaba impaciente por poder averiguar el significado detrás de aquello, pero cuando pidió a Luzu que le acompañara a la residencia del druida, éste se negó rotundamente, recordándole que tenía prohibido salir al exterior mientras su calor siguiera presente. Quackity hizo berrinche durante un largo rato, para después calmarse he intentar escapar por la ventana. Por desgracia fue descubierto en su intento de escape, y durante las siguientes horas Luzu se dedicó a sellar la ventana para que sea imposible de abrir.

Quackity sabía que Luzu le negó la salida por seguridad, y aunque estaba cómodo en su casa "haciéndose pato" sin ninguna necesidad de atender nada, no pudo volver a dormir tranquilo ya que ese largo sueño no dejaba tranquila su mente. Por lo que optó por sacar a Luzu de la cabaña, fingiendo un ataque de lujuria y comenzando a hacer sonidos vergonzosos desde su habitación, hasta el punto que Luzu no pudo soportar tanto escándalo y tuvo que huir del sitio, ya que se estaba avergonzando hasta la muerte cuando Quackity mencionaba su nombre con tonos poco cristianos.

Ante la efectividad del plan, Quackity tuvo su oportunidad de salir por la puerta principal, envuelto en una manta que le cubría del viento y le tranquilizaba con la mezcla de olores reconfortantes. Agradecía que ese día haya despertado con unos síntomas leves, ya que pudo moverse con agilidad hasta el bosque, evitando el pueblo y recorriendo la pradera con un buen ritmo.

Como era usual con cualquier persona que llegara a los alrededores de la obra en construcción, los goblins fueron desfilando detrás de Quackity en cuanto lo tuvieron a la vista, levantando sus cortos brazos para llamar su atención con objetos. En esta ocasión, el chico pasó de largo a todos los duendecillos para llegar a las gigantescas puertas del hogar del druida, encogiéndose de hombros al tener que cruzar el umbral.

Sólo bastó con dar un vistazo rápido a todo el interior para divisar la figura grande de Sapo Peta al fondo de uno de los pasillos. El druida se encontraba mirando a lo alto de una pared, sumergido en sus pensamientos, pero con los ojos fijos en el cuadro que un grupo de goblins estaba luchando por colgar de la forma más derecha posible.

Cuando los pasos lentos de Quackity resonaron en el pasillo, el druida observó de reojo como se acercaba. Se sorprendió al notar su presencia, la gran cabeza se había girado bruscamente a su dirección y los labios del druida formaron una "o".

—¡Quackity!— saludó mientras extendía los brazos. —¿Qué haces aquí? Se supone que debes estar encerrado por seguridad—

—Me lo dices como si fuera un animal salvaje— retiró los cabellos que se pegaban a su frente por el sudor.

Lagunas ; Quackity | Karmaland & DSMP |Where stories live. Discover now