Capítulo 14. Surcando el cielo con otras alas

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Después de aquella discusión, Quackity no se sintió bien los días siguientes, su estado de ánimo bajó de repente. El chico travieso y energético ya no se veía saltando de un lado a otro, sólo alguien cabizbajo que parecía perdido en sus propios pensamientos, estando quieto con una mirada triste, observando algún punto perdido. La gente comenzaba a temer que se transformara en otro Luzu y comenzara a incomodar.

Sus compañeros se extrañaron con tan repentino cambio, pero todo cobró sentido cuando se supo que Quackity y Luzu habían discutido en su último encuentro. Todos sabían que la relación de ambos era una de las mejores en los principios de Karmaland, y no supieron que hacer al ver como ésta se fragmentaba de a poco, "Era una pena" se dijeron. No eran cercanos a Luzu, y viendo que Vegetta había fracasado en su intento de arreglar las cosas, el resto se dispuso a distraer a Quackity de ese mal rato.

Sin embargo, nada parecía funcionar ¡Incluso las cosas que Quackity amaba hacer, no parecían causarle reacciones! Únicamente reía sin emoción y pasaba a un estado decaído otra vez. Aún así, continuó siguiendo al resto de un lado a otro, incluso ayudaba sin rechistar a Rubius en lo que pedía, cuando menos se dio cuenta, ya tenía muchos objetos ilegales sobre la mesa. Quackity tampoco supo en que momento aceptó darle sangre a Rubius para crear Las manzanas de Adán, un objetó que tenía fascinado a Rubius y a Fargan.

Quackity no podía dejar de repetirse a sí mismo que era el culpable del estado de Luzu que, a causa de sus acciones y obedeciendo a Rubius porque sí, terminó arruinando su amistad. Mentiría si no dijera que le dolió que Luzu le levantara la voz, estaba acostumbrado al tono dulce con la que su mayor le hablaba, haciéndolo sentir seguro. Pero ahora no tenía con quien acurrucarse, teniendo que recurrir a Alexby al ser el único que parecía comprender un poco más la situación.

—Ya, ya— calmó Alexby, dando palmaditas en su espalda. —Luzu debe estarla pasando mal, estoy seguro de que no tenía intenciones de desquitarse contigo— sonrió a Quackity, quien estaba sentado junto a él, abrazando sus rodillas. —Ya verás que lo tendrás en unos días hincado en el suelo pidiendo perdón—

Pero Quackity no estaba tan seguro de eso, lo más probable es que Luzu siga decayendo entre más Rubius use la llave. Por más que intentó quitársela, no logró conseguirla. No tenía algo planeado y, todo lo que se le ocurría, salía mal. Sólo miraba resignado como Rubius la usaba con mayor frecuencia, únicamente porque sí ¿Por qué tan de repente? ¡Incluso hacía hechizos inútiles y gastaba energía en vano!

Soltó un bufido ante el estrés, y se dejó apapachar por Alexby, quien estaba sentado con él en una de las bancas fuera de la iglesia, la misma en la que antes había charlado con Lolito. Se dejó rodear por el brazo de su amigo y se apoyó en su hombro, escuchando las palabras de apoyo del que parecía su hermano mayor.

Desde que Alexby se convirtió en padre, su paciencia había crecido y aprendió a escuchar a las personas, consolándolas para subirles los ánimos y dar esperanzas. A Quackity esto le ayudaba, pero sólo eran palabras momentáneas que más tarde sus pensamientos negativos invalidarían. Todavía disfrutaba de la compañía de Alexby, sorprendido de que haya aprendido tan rápido de su trabajo en tan poco tiempo.

Quackity tenía los ojos cerrados, intentando centrarse en la voz de su amigo y no en las voces de su cabeza, que le repetían una y otra vez que volvería a arruinarlo todo, que estaba condenado a la soledad y que nunca sería feliz, siendo la voz de aquella figura verde con máscara la que más destacaba entre todas. No fue hasta que, los pasos de alguien acercándose, también llegaron a sus oídos, llamando su atención.

Abrió los ojos cuando sintió el ligero temblor de Alexby, notando que Fargan se acercaba a ambos, con pasos lentos y un tanto perezosos, aún así sonriendo cuando cruzaron miradas.

Lagunas ; Quackity | Karmaland & DSMP |Where stories live. Discover now