II

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-Lo de Dinah.

-Ey, Dinah.

-¿Sí? -un gruñido. -¿Quién es? -como si no lo supiera.

-___.

-¡_______ Matheson! Justo estaba pensando en ti.

-¿En verdad?

-No. ¿Qué demonios quieres?

Sonreí porque sabía que diría eso. La sonrisa se sentía extraña en mi rostro.

-También me alegro de oírte.

-Sí, sí. Hace rato que no te veo, querida -estaba molesta por mi ausencia.

-Lo sé, tenía que... -no sabía qué tenía que hacer.

-¿Hace cuánto que el donante de esperma se fue a la mierda?

-Hace un par de meses, creo.

Cincuenta y siete días, diez horas y cuarenta y dos minutos.

-Que se vaya al diablo. Ya lo sabes, ¿no?

Lo sabía, pero él aún era mi papi, así que tal vez no.

-Claro -repliqué.

-¿Tu madre está bien?

-Sí.

No, no lo creo.

-___.

-No, no lo sé.

Suspiró profundo.

-¿Descanso para fumar? -le pregunté, y dolió porque eso me resultaba familiar. Casi podía oler el humo, quemaba mis pulmones. Si pensaba demasiado, podía verla sentada en la parte trasera del taller, fumando con el ceño fruncido, sus piernas largas estiradas y sus tobillos cruzados. Aceite debajo de sus uñas, tatuajes brillantes y coloridos cubriendo sus brazos: cuervos y flores, y formas que deberían de tener un significado que no podía descifrar.

-Sí. Los cigarrillos son la muerte.

-Puedes dejarlos.

-Jamás dejo algo, ___.

-Los perros viejos también pueden aprender nuevos trucos.

-Tengo veinticuatro -soltó una risotada.

-Dinah.

-___...

Lo sabía.

-No nos está yendo bien -confesé.

-¿El banco?

-Ella cree que no las veo. A las cartas.

-¿Cuánto se atrasaron?

-No lo sé -me sentía avergonzada. No debería haberla llamado. -Debo irme.

-___ -ladró-. ¿Cuánto? -eso fue claro y conciso.

-Siete meses.

-Ese maldito bastardo -se oía furiosa.

-Él no...

-No, ___. Por favor... no.

Estaba pensando.

-Ay, querida.

-¿Tal vez podría... -mi legua se sentía pesada.

-Escúpelo.

-¿Podría trabajar para ti? -pregunté precipitadamente. -Es que necesitamos el dinero y no puedo dejar que perdamos la casa, es todo lo que nos queda. Lo haré bien, Dinah. Haré bien mi trabajo y trabajaré para ti por siempre. Iba a suceder de todas formas así que, ¿podemos adelantarnos? ¿Podemos hacerlo ahora? Lo siento. Es que necesito comenzar ahora porque debo ser una mujer valiente y fuerte.

Running With The Wolves (Lauren Jauregui y tú)Where stories live. Discover now