XXV

152 18 0
                                    

Los Omegas vinieron a mediados del segundo año.

No estaban preparados para enfrentarnos.

🐺

-Hola, ___ -dijo Brandon.

Estábamos en el garaje del taller. Sofi, Ally y Camila y yo. Robbie también estaba con nosotras, luego de haber decidido que estaba lo suficientemente aburrido como para querer aprender un poco. Fue una marcha lenta porque él era absolutamente terrible cuando se trataba de autos, tan malo que apenas confíe en él para hacer un cambio de aceite por su cuenta.

Sin embargo, lo intentó.

Aprendí mucho sobre él: tenía un año más que yo, su madre había sido asesinada en una contienda de territorio entre manadas rivales cuando era solo un niño. Su padre vivía en Detroit, un humano al que solo veía de vez en cuando, dado que no deseaba tener nada que ver con la vida de la manada luego de la muerte de su esposa. Pero eran dos personas separadas y sus caminos no tenían razón de cruzarse. A veces eso lo entristecía, pero no quería arreglarlo. No tenía un compañero y había tenido un novio una vez, hacía mucho tiempo, y luego una novia, pero no se enfocó en esa relación. Tenía trabajo que hacer.

Me confundía y eso no era algo bueno.

-¿Por qué sigues aquí? -le pregunté. Él se encogió de hombros y apartó la mirada.

-Así me lo ordenaron.

No le creía, ya no. No cuando había escuchado su conversación en el teléfono mientras hablaba con aquellas personas del este sin rostro. Les decía que no quería ser reemplazado que estaba bien aquí con nosotros y que quería quedarse. No había sucedido nada desde su llegada y quería asegurarse de que siguiera de esa forma.

Cuando hablaba con nosotras hacía que se oyera como si fuera un simple trabajo. Estaba mintiendo, pero no creía que eso fuera algo malo.

No había mucho que una persona pudiera hacer para vigilarnos antes de que comenzara a aburrirse. Así que vino al taller.

No necesitaba que le pagáramos dado que ya estaba cobrando una suma desconocida solo por estar en Green Creek. Nos aseguramos de mantenerlo fuera de los registros contables.

Sin embargo, era algo bueno tener alguien con quien hablar.

Pude sentir la necesidad de enlazarlo a nosotros de la misma forma que había pasado con Camila, Ally y Sofi. La necesidad de hacerlo parte de lo que éramos. No sucedió enseguida porque había venido en un momento extraño en donde no podíamos confiar fácilmente. Por el contrario, conocía a las chicas del taller desde hacía años. Eran mis amigas.

Él no. No al principio.

Pero estaba convirtiéndose... en algo.

Sabía que todos lo sentíamos, pero jamás hablábamos al respecto. Así que también estaba ahí cuando llegó Brandon. No se sorprendió de verme. Hacía mucho tiempo que no lo veía, desde el funeral, cuando había sujetado mi mano. Solíamos cruzarnos de pasada, tal vez en medio del tráfico o en la tienda de comestibles, pero ya casi nunca estaba sola, siempre había algún miembro de la manada conmigo. No tenía tiempo para ella, tampoco es que lo hubiera tenido antes. Era una de las razones por las cuales terminamos de la forma en que lo hicimos.

Pero incluso si no hubiera sido por el tiempo, hubiéramos terminado por Lauren. Eventualmente, todo hubiera llevado a Lauren. Me sentía bastante agradecida de que hubiéramos dejado de vernos en el momento en que lo hicimos, porque hizo que las cosas fueran más fáciles.

Así que cuando me saludó fui capaz de devolverle una sonrisa.

-Hola, ___.

Recordaba el pequeño aleteo en mi corazón y estómago que solía tener cada vez que lo veía, especialmente el día que vino al taller por primera vez. Un chico sin su madre siguiendo a su hermana a un pequeño pueblo en el medio de la nada. Parecía como si eso perteneciera a alguien más.

Running With The Wolves (Lauren Jauregui y tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora