XXI

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Simon se había ido.

Osmond también. Gordon Hansen no había aparecido. La mayoría de los Omegas estaban muertos y los sobrevivientes huyeron. Pero, por supuesto, no pensaría en eso hasta más adelante.

🐺

Los demás lo supieron.

Lo supieron incluso antes de encontrarnos bajo de los robles.

Al igual que yo, habrían sentido el momento en que murió. Probablemente con mayor intensidad, dado que yo aún era una humana. Primero Taylor y Chris saltaron de entre los árboles, corriendo sobre sus cuatro patas, gemidos agudos brotaban de sus bocas. Se detuvieron una vez que nos vieron: Mike inmóvil sobre la hierba, Lauren de rodillas, con la cabeza inclinada hacia su padre y sus garras a sus costados, Dinah recostada sobre un árbol, las manos cubriéndole el rostro y sus tatuajes brillando con intensidad. Y yo, adormecida por mi madre, ahora un cuerpo bajo una manta.

En cuanto a Mike, su cuerpo estaba tibio, la sangre todavía goteaba. Taylor fue la primera en moverse y pasar su nariz por el brazo de Lauren, por su cuello y su cabello. Inhalaba y exhalaba pequeños resoplidos, tomando la esencia de su nueva Alfa. Su pelaje estaba manchado de sangre y recogía una de sus patas, pero continuó presionando su cuerpo contra su hermana.

Chris se movió finalmente hacia ellas, sus ojos desorbitados, la boca abierta mientras soltaba unos suaves ladridos una y otra vez. Dejó a Taylor y Lauren solas y colapsó a los pies de su padre, olisqueando sus pies, sus pantorrillas. Al final, posó la cabeza sobre las piernas de su padre y se estremeció.

Luego vino Normani, en su forma humana. Mientras que los demás lobos estaban desnudos ella llevaba pantalones harapientos, raídos y hechos jirones con salpicaduras de suciedad y sangre. Tenía heridas abiertas que estaban sanando lentamente y tenía una mordedura de aspecto desagradable en su hombro derecho, donde parecía que le habían arrancado un buen trozo de carne, dio un paso tambaleante hacia Mike y los demás, pero se detuvo, sus manos se curvaron en puños a sus lados. En su lugar, fue primero hacia Dinah, susurrando algo que no puede descifrar.

Dinah no levantó la vista, pero sacudió su cabeza. Los ojos de Normani se dirigieron alrededor de la línea de árboles, su mirada era dura y su mandíbula estaba apretada.

Y luego vino ella.

Se movía lento, ya sea por la pena o las heridas, no podía saberlo. Un corazón destrozado puede ser más pesado que una costilla rota. Permanecía en su forma de loba, lo cual agradecí de manera egoísta. El rostro de un lobo no puede moverse tanto como el de un humano. El dolor grabado en su rostro lobuno no era nada en comparación con lo que habría sido si hubiera estado en su forma humana.

No creí que hubiera sido capaz de soportarlo. Estaba helada. Mis dientes comenzaron a castañear. Taylor dejó de frotarse contra Lauren y comenzó a darle empujoncitos a su padre, haciendo unos sonidos en la parte posterior de su garganta como si estuviera suplicando que se levantara. Chris gimió entre sus piernas, intentando enterrarse en la esencia de su padre.

Lauren respiraba con pesadez, sus fosas nasales se ensanchaban, sus manos goteaban con sangre por donde sus garras habían cortado sus propias palmas. Normani se puso en guardia.

Dinah se desplomó contra el árbol, con su cabeza entre sus rodillas y con los tatuajes moviéndose incontroladamente. El cuervo voló hacia arriba de uno de sus brazos y desapareció dentro de la manga de su camisa para luego aparecer en su cuello, con las alas extendidas hacía arriba, hasta su oreja.

Y Clara.

No se dirigió hacia su esposo, o sus hijos o su amiga morena.

Vino hacia mí, de manera lenta y rígida. Presionó su hocico contra mi mano. Mis dedos se enroscaron cerca de su oreja. La sentí sacudirse debajo de mi piel. Empujó más fuerte y baje la vista. Cometí un error al agradecer que fuera una loba por la falta de humanidad, porque sus ojos eran los más humanos de todos. Y se veían afligidos.

Running With The Wolves (Lauren Jauregui y tú)Where stories live. Discover now