IV

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-Te ves bien, mami -fue lo primero que dijo Camila cuando entré al taller al día siguiente-. ¿Qué sucede con esos saltitos en tu andar?

Era domingo, el día del Señor como me habían enseñado, pero pensé que el Señor estaría de acuerdo si venía a esta casa de la alabanza en vez de a la suya. Había aprendido sobre la fe en el taller de Dinah.

-Debe tratarse de alguna chico -bromeó Sofi desde donde estaba, inclinada sobre un ridículo auto deportivo que se podía encender solo con el sonido de la voz-. Ahora es una mujer fuerte. ¿Tuviste una revolcada de los dieciséis anoche?

-¡Sofía Cabello! -exclamó Camila en forma de regaño a su hermana menor. -¡No digas esas cosas!

Camila siempre reprendía a Sofi,

Ya estaba acostumbrada a lo grosero, no lo hacían con malas intenciones. Aunque eso no impidió que me sonrojara intensamente.

-No. No sucedió nada de eso -respondí.

-Oh -replicó mientras se deslizaba hacia mí, oscilando sus caderas de manera obscena-. Miren ese rubor -pasó su mano por mi cabello, su pulgar sobre mi oreja-. ¿Es guapo, mami?

-No hay ningún chico.

-¿No? Entonces, ¿un chica? Aquí en la casa de Dinah no discriminamos.

-¿Y Ally? -pregunté luego de empujarla, Camila rio sin parar.

-Fue a ver a su madre -respondió Sofi-. Algo del estómago otra vez.

-¿Está bien?

-Tal vez. Aún no lo sabemos -Camila se encogió de hombros.

-¡_______! ¡Trae tu trasero aquí! -gritó Dinah desde la oficina.

-Oye. Ten cuidado, mami, alguien no se levantó de buen humor hoy -dijo Camila con una pequeña sonrisa.

Y así se oía: la voz tensa y áspera. Me preocupé, no por mí, sino por ella.

-Simplemente está molesto porque ___ necesita la próxima semana libre para la escuela. Sabes cómo se pone cuando ella no anda por aquí -murmuró Sofi. Me sentí fatal.

-Tal vez podría...

-Tu cierra esa boca -dijo Camila presionando sus dedos contra mis labios. Pude degustar el aceite-. Necesitas enfocarte en la escuela y Dinah puede soportarlo, la educación es más importante que sus rabietas. ¿Estamos de acuerdo?

Asentí y retiró sus dedos.

-Estaremos bien. Solo pasa todos tus exámenes y tendremos todo el verano, ¿de acuerdo? -agregó Sofi.

-¡___!

Camila murmuró algo en español que sonó como si estuviera llamando a Dinah un maldita dictadora imbécil, había descubierto que acostumbraba a los insultos en otros idiomas.

Caminé hacia el final del taller, en donde Dinah estaba sentando en su oficina. Su frente estaba arrugada mientras tipeaba con un solo dedo. Sofi lo llamaba su busco-luego-picoteo, Dinah no pensaba que fuera divertido.

-Cierra la puerta -ordenó sin mirarme.

Obedecí y me senté en el asiento vacío al otro lado de su escritorio. No dijo nada, entonces supuse que sería mejor que yo comenzara.

Dinah era así en ocasiones.

-¿Estás bien?

-Estoy bien -frunció el ceño mientras veía la pantalla de la computadora.

-Bastante inquieta como para estar bien.

-No eres gracioso, ___.

Me encogí de hombros. Eso era cierto y lo sabía.

Running With The Wolves (Lauren Jauregui y tú)Where stories live. Discover now