Running With The Wolves (Lauren Jauregui y tú)

V

Mi mamá conoció a los Jauregui a mediados del verano, en una de las cenas de los domingos. Estaba nerviosa, como lo había estado yo. Pasaba las manos sobre su vestido para quitarle las arrugas y enroscaba su dedo en su cabello.

-Se ven tan elegantes -dijo y reí porque lo eran y no lo eran.

Mi mamá sonrió con ansiedad cuando Clara la abrazó. Más tarde, tomaban vino en la cocina y mamá reía, su rostro sonrojado por el alcohol y la felicidad.

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Mike trabajaba desde casa. Nunca comprendí qué hacía con exactitud, pero siempre estaba al teléfono en su oficina, llamando a personas de Japón o Australia, a altas horas de la noche; y de Nueva York y Chicago, temprano en las mañanas.

-Finanzas -había dicho Chris con un encogimiento de hombros-. Dinero y cosas, y bla bla bla aburrido. No puedes morir en este nivel, ___. Es muy fácil.

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Clara pintaba. Ese verano dijo que estaba en su fase ecológica, todo era verde. Ponía un disco en el viejo Crosley y decía cosas como "Hoy, hoy, hoy" y "A veces, me pregunto" y luego comenzaba a trabajar. Siempre era un caos bajo control y, de vez en cuando, tenía pintura en sus cejas y una sonrisa en sus labios.

-Parece que es buena -Taylor empezó a contarme-. Tiene cosas expuestas en museos. No le digas que dije esto, pero pienso que todo luce igual. Quiero decir, yo también puedo salpicar un lienzo con pintura. ¿Dónde está mi fama y mi dinero?

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Avancé por el camino de tierra luego del trabajo y Lauren esperaba por mi.

-¡Ey, ___! -dijo y sonrió muy, muy ampliamente.

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A veces había días en los que no tenía permitido visitarlos. Dos o tres o cuatro días seguidos. "Es tiempo de familia, ___" decía Clara o "Esta noche los chicos se quedan dentro, ___". Mike decía "Vuelve el martes, ¿de acuerdo?"

Lo entendía porque no era parte de su familia. No sabía lo que era para ellos, pero me obligué a no sentirme herida, no lo necesitaba. Ya tenía bastante dolor del mío como para poner más por encima. No lo decían de forma maliciosa, no lo creía. Unos días después, encontraría a Lauren esperando por mí en el camino de tierra, me abrazaría y me diría "te extrañé", y luego lo seguiría a casa y Clara siempre diría "Aquí está nuestra ___" y Mike "¿Estás bien?", luego sería como si nada hubiera pasado.

Esas noches, me tumbaba en la cama perdida en mis pensamientos mientras oía sonidos lejanos que juraría que eran lobos aullando, la luna estaba llena y encendía la habitación como si fuera la luz del sol.

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Jamás vinieron a mi casa. Jamás se los pedí, ni ellos a mi. De hecho, nunca había pensando en eso.

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-¡Hoy te vas temprano? -me preguntó Dinah en un húmedo día cerca del final de junio.

-Sí, ya debo inscribirme - respondí tras apartar la vista del alternador que estaba reparando.

Había traído un cambio de ropa para no ir apestando a metal y aceite.

-¿Tu madre trabaja?

-Sí.

-¿Quieres que te acompañe?

-Yo me encargo -negué con la cabeza.

-El penúltimo año de la preparatoria es duro.

-Cierra la boca, Dinah -puse los ojos en blanco.