Como el aire... PRAPAIxSKY [KINNPORSCHE LITA] TERMINADA

Prólogo [+18]

Prapai giró en la silla del escritorio y apretó el puente de la nariz con dos de sus dedos. Ya había anochecido y el trabajo seguía acumulándose sobre su escritorio. Su papá le había dado la orden a Namtan de que no lo volviera a ayudar con el trabajo, porque la última vez a Namtan se le habían confundido los papeles y la reunión se complicó un poco... por no decir que la mitad de los asistentes sacaron sus armas.

— ¡Esto es tu culpa, Namtan! — gritó Pai.

— Yo le dije desde un principio que yo no entendía inglés y que no soy muy buena para las matemáticas — dijo ella, sabiendo muy bien a lo que se refería, y le pasó otra carpeta.

— ¡Llevas más de un año trabajando para mí! ¿Por qué te escogió mi papá? Al menos me hubieran dado a P'Saifah.

— El señor Porsche me escogió porque soy buena en mi trabajo, que es protegerlo. No soy una secretaria. ¿Va a seguir quejándose o va a trabajar?

— Te odio.

— Está bien — dijo ella y cuando él se concentró en los papeles ella le sacó la lengua.

Iba a la mitad de la primera frase del documento cuando sonó su celular. Vio el identificador. Era su primo. Giró los ojos.

— ¿Qué pasa?

— Necesito tu ayuda.

— ¿En qué? Estoy ocupado.

— Solo tienes que ir a un bar. Te voy a enviar la dirección y una foto. Solo vigílalo. Y te debo una.

— Mmm, no sé — Pai giró un bolígrafo entre sus dedos.

— ¡Pai, maldita sea, es urgente!

Pai se rio de su primo. Casi nunca era temperamental y sabía controlarse muy bien, escucharlo así era un milagro. Debía ser un asunto realmente importante.

— Ok, ok, deja de llorar — colgó y se levantó del escritorio.

— ¿Jefe, a dónde va?

— Mi primo me necesita, Namtan.

— Pero...

—¿No has aprendido nada en mi casa? — Pai se tocó el pecho fingiendo decepción —. Primero la familia.

— Entonces voy con usted.

— No, voy a ir en la moto.

Prapai no esperó a que Namtan le reprochara ni que le recordara sus deberes. Salió de la oficina mientras se iba quitando el saco y la corbata. "No te tomas en serio los deberes de la familia", había dicho su papá. Se los tomaba en serio, pero también era joven. Ya iba a dedicar su vida al largo negocio familiar. ¿Por qué no disfrutar mientras pudiera? En el ascensor vio la dirección y la foto que le envió Venice. "Es el de la derecha", decía.

En la foto se veían dos estudiantes en uniforme universitario. El de la derecha sonreía plenamente, de su brazo colgaba unos de esos tubitos que cargaban los arquitectos. Parecía alguien alegre y animado. ¿Qué problema tenía Venice con alguien así? Además, se veía joven. Estaba en primer año probablemente. El de la izquierda le llamaba más la atención, sonreía sin mostrar los dientes y tenía unos ojos oscuros, como dos agujeros negros inexpugnables que llamaban toda su atención. Era un poco más delgado y había algo en su forma de mirar a la cámara que no dejaba de intrigarlo.

Por un momento pensó en llevar solo un casco, pero llevó dos. Quizá llevara alguien a su apartamento esa noche después de vigilar al muchacho sonriente. Fue al bar y se sentó en la barra.

"¿Qué tengo que hacer exactamente?", preguntó Pai por un mensaje a su primo.

"No le quites los ojos de encima. ¿Está con el de la foto? ¿El de la izquierda?"