Cap. 9

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Llenó de besos ardientes y prolongados los labios de Yeimy, quien lo sujetó del cuello. Su cuerpo pedía a gritos volver a sentir esa sensación, volver a sentir la piel de Charly nuevamente en la de ella. Pero hubo un momento en que su mente salió de esa burbuja, abriendo sus ojos, recordando en el lugar en que estaba.

- Charly – Dijo ella, separándose de sus labios.

- ¿Qué pasó Princesa?

- No Charly… Estamos en una oficina, nos van a ver  - Ella dio unos pasos hacia atrás y Charly se dirigió a ella a paso lento, haciendo que chocara con la pared.

- Me importa… Cinco la gente – Dijo él lentamente, acercándose a ella hasta tener su rostro a unos pocos centímetros.

Ella intercambia su mirada entre sus ojos y sus labios, debido a lo nerviosa que estaba.

- ¿Ya te había dicho que me encantas? Cada parte de vos. Esos ojos, esa boquita… Ese aroma – Añadió, después de acercarse a su cuello e inhalar profundamente para deleitarse con su olor natural – Me muero por estar con vos… Y yo sé que vos también, se te nota – Con cada palabra que salía de su boca, su nerviosismo aumentaba. Su respiración se había descontrolado por completo, tenerlo cerca era su debilidad – Me gusta tenerte así, cerquita… - Yeimy no lo dejó terminar al haberse abalanzado sobre él, ofreciéndole un beso lleno de lascivia. Él al principio lo tomó de total sorpresa, sintiendo como los labios de Yeimy se movían contra los suyos.

Ambos caminaron hasta el escritorio sin separar sus bocas y Charly la cargó, para después ponerla sobre el escritorio. Hizo un recorrido por todo su cuerpo hasta llegar a sus piernas, subió su falda y retiró su cabeza, extrañado, al ver un conjunto de lencería negro, que combinaba con su labial color rojo. La lencería tenía tela transparente por todos lados y solo cubría en su totalidad la pelvis y el escote.

- ¿Y esto?

- ¿Lo vas a disfrutar o te vas a seguir quejando? – Charly sonrió, mientras bajaba las bragas por las piernas de Yeimy. Cubrió todo su torso con sus manos y metió su cabeza en su entrepierna.

Pasó su lengua por toda su intimidad continuamente, mientras Yeimy apretaba los dientes con gran esfuerzo, para tratar de contener los gemidos, aunque más de uno se escapó de sus labios. Él sostenía sus caderas con fuerza debido a la intensidad de sus propios movimientos, que exploraban cada rincón de esa zona con profundidad.

Jadeaba, totalmente entregada a él, sus codos estaban apoyados en la mesa y sus manos estaban totalmente relajadas. Tenía la sensación de que su corazón latía de una forma acelerada, muy descontroladamente, al mismo ritmo que el núcleo más candente de su cuerpo, mismo lugar del que se estaba ocupando Charly, quien dejó un beso mojado en su intimidad y acarició con sus labios toda su piel. Luego ejerció presión en el lugar y succionó con gran intensidad.

Él quería que ella tocará la cima, llegara al límite, que se sintiera cómoda, pero lo más importante, que disfrutara del momento, de cada sensación, de cada caricia. Y en verdad ella lo estaba disfrutando completamente.

Charly siguió lamiendo la zona, hasta sentir que Yeimy estaba por alcanzar el nivel máximo de placer.

-Charly… Voy a acabar – Dijo ella, con un tono agitado. Él apartó su cara, viendo como Yeimy llegaba al clímax.

Sin darle tregua besó sus labios y Yeimy comenzó a desabrochar su pantalón y lo bajó lo más que pudo junto con su bóxer.

-¿Segura? – Preguntó Charly, antes de conducirse hacía ella.

Yeimy asintió y Charly introdujo su miembro en ella en un movimiento lento, que después fue subiendo de velocidad. Yeimy tenía toda la intención de soltar un gemido, pero Charly la silenció con un beso.

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