Cap. 23

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Al día siguiente Charly estaba preparando el desayuno cuando se dio cuenta que ya había pasado bastante tiempo desde la hora de despertar límite de Yeimy y decidió ir a ver que pasaba.

—Princesa, ¿Qué…— Se interrumpió cuando no la vio en ningún lado de la habitación y solo notó un bulto gigante de sábanas sobre la cama con una cola peluda sobresaliendo y Maluma de fondo —Yeimy te dije que escuchar Amor De Mi Vida te hacía mal.

—No lo comprendes— Sollozó por debajo de las sábanas.

—Sí, yo tampoco me voy a olvidar que vos sos mía y sos el amor de mi vida, pero no quiero que llores cada que escuchas esa canción.

—El llanto me viene solo.

—Te hacía vestida. ¿Qué pasa?

Se sentó a orillas del bulto y se quedó pensando un rato antes de tomar la iniciativa y también el riesgo de acariciar lo que parecía ser su espalda sobre la sábana, pero ella gruñó y él decidió apartarla. Esperó unos segundos y volvió a acariciarla muy delicadamente, haciéndola gruñir nuevamente, hasta que vio como ella calmaba su enfado o lo que parecía serlo bajo su tacto. Sonrió y se le prendió el bombillo.

—Ah, ya sé que tienes. ¿Puedo pasar?

—No.

—Ya vuelvo.

Fue a asaltar la cocina y volvió con los brazos repletos de artículos que consiguió.

—¿Segura que no puedo pasar?— Cómo respuesta obtuvo un gruñido que interpretó como uno no —Te traje esto— Le fue pasando botanas, chocolates, helado, fresas, gomitas, una botella de vino tinto y una manzana que ella aventó fuera de la sábana cuando sacó la mano para agarrarla.

—Gracias, princeso.

—¿Puedo entrar?

—Sí.

Charly entró a la sábana y se hizo espacio antes de abrazarla mientras ella le daba besos de agradecimiento, y Princesa estaba del otro lado de la sábana.

—¿Cómo te sientes?

—Mal. Con dolor, calambres, hinchazón y una sensibilidad ni la berraca. Acabo de llorar con un vídeo de perritos— Dijo antes de sorber con la nariz, a lo que Charly rio.

—Seguro era tierno. Tranquila. Te voy a traer una pastilla, ¿Está bien?

—Al rato. Abrázame— Él obedeció y la apretó contra su cuerpo, dejando que ponga una pierna a la altura de su cadera y dejó sus manos en sus glúteos.

—¿Cómo tenés el flujo?

—Bajo. Mañana voy a tener el Mar Rojo.

—Pobrecita. No creo que te haga bien lo que hice de desayuno pero te puedo pedir un delivery.

—¡Hamburguesa!

—Hamburguesa será.

Charly se pidió lo que Yeimy le iba indicando hasta que terminaron borrando la lista de compra y se inclinaron por un combo.

—¿Querés coger?— Preguntó Charly, a lo que Yeimy se volvió hacia él con el ceño fruncido —Pues, para que se te bajen los cólicos.

Eres Mi DestinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora