Cap. 26

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Era ya de tarde y Yeimy estaba iniciando a cocinar el almuerzo en lo que veía a Charly y a Sebastián hablar mientras miraban televisión, y pronto bajaron la voz a susurros que ella no llegó a escuchar pero no sé extrañó, pensó que eran "secretos de hombres" así que decidió no ser metida y concentrarse en lo que ella estaba haciendo.

—¡Nos vamos a Nueva York!— Gritó Sebastián mientras corría alrededor del sillón.

—¿Qué?— A Yeimy le llamó la atención lo que dijo, entonces salió de la cocina para asegurarse —¿Nos vamos a dónde?

—A Manhattan— Respondió Charly resignado al no poder callar a su hijo.

—¿Podemos hablar?— Dijo Yeimy con nerviosismo.

—Claro.

—A solas— dijo en tono serio, algo enfadada, a lo que Charly mando a Sebas a su cuarto.

—¿Qué pasó?

—¿Yo por qué no sabía que NOS vamos a New Jersey, o es que yo no voy incluida en tus planes?

—Claro que vas incluida.

—¿Por qué siquiera no me preguntaste?

—Pensé que no te molestaría, discúlpame.

—Que me moleste o no, lo tenías que hablar conmigo, baby.

—Quería más que fuera una sorpresa.

—¿Si sabes lo que tuve que pasar en New Jersey, cierto?

—Lo sé, sé que fue un lugar que te marcó, pero no te enfades. Vení— La tomó entre sus brazos y dejó un beso en su cabeza —¿Qué tengo que hacer para que vayas?

—Nada, Charly, no iré.

—Princesa, tenés que.

—No iré, así a como ya decidiste hacer planes, yo decidí no estar en ellos.

Charly suspiró con exasperación.

—Dame un día, un día para que te olvides de todo lo que pasó en 17 años, y si en esas 24 horas, Nueva York te sigue dando mala espina, nos regresamos.

—No pienso pisar Nueva York.

—Por favor, Yeimy. Pensá en qué será un viaje familiar, iremos con tus hijos— Le pidió Charly, y al ver que ella seguía con la misma expresión, hizo un puchero, viendo como ella apartó la mirada luego de unos segundos.

Definitivamente Yeimy no se podía oponer a esos ojitos azul celeste y a su boquita encorvada, pero se mentalizó sabiendo que era un tema serio y que la tocaba. Después de unos segundos de pensarlo, fue Yeimy la que dejó escapar un suspiro, esta vez de resignación.

—Está bien. Un día, Charly, un día.

—Un día, lo prometo— Dijo antes de dejar un beso en su mejilla —Sos la mejor esposa, ¿Sabías?

—Sí, me lo decís todos los días.

—Bueno, me gusta que lo tengas presente.

Yeimy le dio un pico y se giró para regresar a la cocina, pero Charly la tomó de la cintura y tiró de ella hasta que sus labios chocaron y los movió con rapidez.

—¿A dónde va, señora de Cruz?— Preguntó él en un susurro mientras sentía las manos de Yeimy sobre sus pectorales.

—A cocinar. Se me va a quemar el arroz.

—Ahí comemos sin arroz.

—No, Charly, en serio. Además Sebastián no tarda en desesperarse y bajar.

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