Cap. 27

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6 años después.

—¡Arriba niño de mis ojos!— Dijo Yeimy en voz alta mientras entraba al cuarto de su hijo y abría las cortinas de los ventanales con vista al vecindario.

—Ni la alarma ha sonado, déjanos dormir— Pidió Sebastián mientras abrazaba a Princesa, que estaba durmiendo en su cama.

—Es el cumpleaños de tu hermano.

—¿Cuál de todos?

—Adiviná.

—Eh... ¿Valeria? No, ella cumplió el mes pasado... Este... ¡Vanessa!

—No. De Erick, ¿De quién más?

—No sé, yo no manejo las fechas, tengo tres hermanos.

Flashback.

Su ginecóloga vertió el gel sobre su pancita ya crecida y puso el transductor sobre su piel para empezar a trasmitir las imágenes a la pantalla que estaba a un lado de Yeimy, quien sostenía la mano de Charly con emoción.

—Este bebé ha crecido mucho, y rápido. Tiene los cuatro meses exactos.

—¡Que lindo!— Chilló Yeimy viendo el monitor.

—¿Está bien?— Preguntó Charly.

—Está sanito y fuerte.

—Ya se puede saber el sexo, ¿No?

—Sí. Denme un segundo— Enfocó mucho más al bebé y movió el transductor hasta que sonrió y vio a Yeimy —Se rompió la tradición de los niños. Es una niña.

Yeimy cerró los ojos mientas se mordía el labio inferior, ya imaginando como sería poder verla crecer, al igual que Charly, quien se podía imaginar sus ricitos o su pelo lacio y el tamaño de sus manitas.

—Fin del flashback.

—Solo un hermano varón tenés.

—El punto es que me dejes dormir, porfa.

—Vengo entonces a las 7.

—Gracias.

Habían cambiado un par de cosas en el lapso de tiempo que pasó. Por ejemplo: A Yeimy le había gustado su estadía en New York y terminaron por comprar una casa grande en un vecindario neoyorquino, ciudad en la que nació Valeria, cosa que explica el que a veces use vocabulario en inglés al escuchar el idioma por todos lados. Ella era exactamente igual a Yeimy, básicamente una fotocopia de ella, a excepción de los rizos, que si bien eran negros, seguía siendo una característica de Charly. Sebastián ya tenía catorce e iba a un colegio bilingüe que se habían encontrado cerca de la comunidad, y aún le apasionaba el fútbol, poseía ya tres trofeos que había ganado en el colegio y una en una competición ciudadana, y sus goles iban dedicados a su mamá, haciendo un corazón con las manos. Aunque también tenía un lado parecido a ella, más tranquilo, a parte del fútbol tenía una afición por leer y por la pintura, al punto que tenía su habitación llena de cuadros que había pintado él mismo. Era algo tímido y reservado, le gustaba estar en casa y solo salía para sus prácticas o los partidos, aunque era un huracán con sus hermanos o cuando tenía confianza con amigos. Había heredado talento de sus padres y hermano, pero no estaba nada interesado en seguir con el legado familiar y solo lo sacaba a la luz cuando cantaba en algunas reuniones familiares acompañado de su hermano o de alguno de sus padres. Le encantaba pasar tiempo con ellos y era bastante amable y generoso.

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