Capítulo 2

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Se levantó de la cama cuando el reloj marcó las siete de la mañana. No había dormido en toda la noche, pues no paraba de repetir las mismas conversaciones en su cabeza. Primero, cuando la rubia le dijo aquello de que ella no iba a ser la excepción y que nunca iba a haber nada entre ellas. Pero aquel "después ya lo vamos viendo" se repetía en su cabeza cada vez que se decía a sí misma que no debía seguir por aquel camino si no quería acabar jodida. ¿Si le había dicho aquello era porque había esperanzas?

Cuando se cambió el pijama por la ropa del día anterior, salió del piso sin decirle nada a Alba. Estando en el ascensor sacó su móvil y marcó el número de María, que con suerte lo escucharía.

-¿Natalia?- Preguntó al otro lado de la línea.

-¿María?- Alzó las cejas.- ¿Vas borracha?- Preguntó con tono de sorpresa y luego sacudió ligeramente la cabeza.- En realidad no sé de qué me sorprendo.

-Estoy llegando ahora a mi casa.- Miró la hora.- ¿Pasa algo?

-Voy hacia allí. ¿Qué te llevo de desayuno?

-Buah, ¿me vas a traer desayuno? Si no fuera porque tengo novio, te comía el chumi.

-¡María!- Abrió mucho los ojos.- Te cuelgo, que voy a llamar también a Marina.

-¿A Marina?

-Tengo que hablar con las dos.

-¿Con Marina también?

-Creo que ha llegado el momento de que tengamos LA conversación.

-No estoy entendiendo nada y no quiero pensar. Ahora me lo explicas.

Colgó enseguida y se fue al contacto de Marina, que mucho más dormida que la otra, le respondió de mala gana. Se quejó de que la hubiese despertado tan pronto, pero esta, al haber tenido más horas de sueño, sí que supo a qué se refería, por lo que colgó al segundo y se vistió con rapidez para llegar cuanto antes a casa de María.

-¿Me vas a contar ya de qué va todo esto?- Preguntó casi sin vocalizar, hecha una bolita en el sofá y casi dormida.

-Porque hemos ignorado siempre la conversación en la que os dije que me gustaba Alba.- Comenzó a explicar, consiguiendo que María abriese los ojos para prestar atención.- Y creo que necesito consejo.

-¿Ha pasado algo con el piojo?

-Oye, un respeto que sigue siendo mi hermana.- Le pegó a la otra con un cojín.

-Nos hemos acostado.- Terminó por decir la morena, provocando que todo se quedara en silencio.- Dos veces.- Añadió.

-Creo que se me acaba de bajar todo el ciego de golpe.- Musitó María, que fue la primera en reaccionar.- A ver, ¿cómo que os habéis acostado?- Se incorporó.

-¿Con mi hermana? ¿Hace cuánto?

-Una semana.- Sonrió sin poder evitarlo.- Y ayer.

-¿Y no me lo cuenta, la muy guarra?

-Y no tú no se lo vas a echar en cara, Marina.- La miró seria.- Os lo estoy contando por qué ya no sé qué pensar. Y me voy a volver loca.- Bufó.- Sé que os acordáis de cuando os lo conté aquella vez, y os agradezco enormemente que lo hayáis ignorado. Así que por favor os pido que sigáis siendo igual de discretas.

-Pero a ver.- Quiso enterarse mejor de la situación María.- ¿Estáis saliendo o algo así?

-No. A ver, todo fue porque en una de las escenas que grabamos pues... Bueno, digamos que se nos fue un poquito de las manos.- Notó cómo se sonrojaba.- A raíz de ahí yo lo dejé con Alicia. Y... Bueno, llevaba una semana sin hablar con Alba, pero ayer me dijo de comer en su casa y... Nos volvimos a acostar.

Confesiones de invierno.// AlbaliaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora