Capítulo 15

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El sábado por la mañana no hablaron ni siquiera para darse los buenos días. Alba estaba histérica pensando en todo lo que podría pasar aquella noche. Incluso esperaba un mensaje de Natalia que dijera que se había cansado de ella.

Cuando se acercaba la hora en la que sabía que Natalia había quedado con Miriam, no pudo soportarlo más y terminó yendo a hablar con su hermana.

-¿Qué haces aquí?- Se extrañó al ver a María.

-Habíamos quedado para ir a cenar antes de salir.- La miró de arriba a abajo, haciendo una mueca.- ¿Estás bien?- Alzó una ceja al verla en pijama y con las ojeras casi por el suelo.

-No quiero que Natalia salga con Miriam.- Musitó.

-Ay, cosa.- Hizo un puchero, dando varias palmaditas en el lado del sofá que estaba a su derecha.- Ven a contarle a la tita Mari lo que pasa.

-Estamos saliendo.- Murmuró, jugando con sus dedos.- Y... Y... Me da miedo.

-¿Cómo que estáis saliendo?- Abrió mucho los ojos, mirando a Marina, que simplemente asintió para confirmarle aquello.- ¿Tú lo sabías y no me has dicho nada, gilipollas?

-Llevan varias semanas ya.

-¿Y por qué no sabemos nada los demás?- Se cruzó de brazos, mirando a Alba.

-Porque primero queríamos ver cómo iba todo. Sois demasiado intensos como para ir poco a poco teniéndoos de amigos.

-Vale, pero, a ver.- Frunció el ceño.- ¿Y Natalia está bien con eso?- María, que había sido la que más había estado con ella cuando le pasó aquello con Alicia, le extrañó que no le hubiera dicho a la rubia de contarlo ya.

-Eh... Sí, no sé. Últimamente está algo más distante, y yo creo que es por Miriam.

-No es por eso, Alba.- Sonrió tierna, aunque le dieron ganas de darle una colleja.- Cuando empezó con Ali, tuvo que esconderse, y acabó muy quemada porque lo único que hacían era quedar en casa de Natalia y no salían de la habitación.

-Yo... Yo...- Tragó saliva.- Sí que es verdad que un día me dijo que me había echado de menos. Fue una tarde que quedamos todos pero ni siquiera nos sentamos juntas.

-Pues igual deberías empezar por ahí y hacer algo para que se sé cuenta de que no te avergüenzas de ella o que no solo la quieres para follar.

-Es que no es por nada de eso.- Murmuró.

-Nosotras ya lo sabemos, Alba, no nos tienes que explicar nada.- Intervino la menos de las Reche.- Y Natalia también lo sabe. Pero tienes que tener en cuenta que si ya ha pasado por una situación parecida, le tiene que estar doliendo mucho.

-Vale.- Asintió al segundo.- ¿Y... Y si nos vamos el finde que viene todos juntos?- Murmuró.

-Es una buena forma de ir poco a poco, sí.- Le apoyó María.

Después de darse una ducha y vestirse, se maquilló un poco. Tenía ganas de ver a Natalia, de intentar hacer el esfuerzo de dejar sus miedos a un lado.

Se tomaron un par de cervezas en un bar que había cerca del local al que irían en un principio, pues terminar yendo al que estaría Natalia por petición de Marta y Julia.

-Pero vamos a dejarla tranquila. Si pasa algo nos lo contará.- Quiso hacerles entrar en razón Alba. No quería que la morena pensara que había ido porque no confiaba en ella. Porque por muchas inseguridades que pudiera tener, confiaba en Natalia y sabía que todos sus miedos eran cosa suya. Si lo pensaba bien, la morena nunca había hecho nada que le pudiera hacer pensar nada raro. Además, después de la conversación con María, se había quedado mucho más tranquila.

Confesiones de invierno.// AlbaliaWhere stories live. Discover now