Capítulo 21

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Al día siguiente, como era de esperar, se despertaron más tarde de lo que les hubiera gustado, y con algo de resaca. No habían bebido demasiado, pero el cansancio del viaje se notaba.

-¿Segura que hay que salir?- Se quejó Alba sin separarse del cuerpo de Natalia.- Con lo bien que estamos aquí, Nat.

-No hemos venido aquí para quedarnos todo el finde en la cama, Albi.- Quiso sonar convencida, pero hasta ella misma estaba deseando echar la mañana en la habitación del hotel.

-Un ratito aunque sea, porfa.- La miró con un puchero.

-Pero un ratito pequeñito.- Terminó cediendo.

Lo que iba a ser un ratito descansando un poco más, se convirtieron en tres horas más de dormir. Sin embargo, no les importó en absoluto. Ese fin de semana se trataba de desconectar de todo. De disfrutarse sin preocupaciones.

-¿A dónde quieres ir primero?- Preguntó la morena en cuanto salieron del hotel.

-A comer.- La miró la otra con una sonrisa inocente.- Me muero de hambre.

-Pues a comer, venga.- Tiró de ella.- Conozco un sitio vegano cerca de aquí que no es demasiado caro.

-¿Has ido ahí con Bea?- Fingió enfadarse solo para ponerla nerviosa.

-Yo... Sí... Pero, pero con más gente también.

-Ah, que también te has visto con más gente .- La miró con una ceja alzada.

-Pero no estábamos juntas.- Aclaró al segundo, haciendo que Alba, finalmente, soltara una sonora carcajada.

-Era broma, Nat.- La abrazó por la cintura.

-Te odio.- Frunció esta el ceño, parando de andar y señalando un pequeño local con la cabeza.- Es aquí.

Alba se quedó fascinada con aquel local. Era bastante pequeño, pero el espacio estaba muy bien aprovechado. Además, la decoración con plantas fue lo que más llamó su atención.

-Es súper bonito.- Comentó mirando a su alrededor una vez habían cogido una mesa libre.

-Sí que lo es.- Respondió sin despegar su mirada de Alba. Ya tenía el sitio muy visto, prefería mirar a su acompañante.

-Eres tontísima.- Se sonrojó al darse cuenta de que la morena la miraba a ella.

-Yo también te quiero, ¿eh?- Rodó los ojos con una sonrisa.- ¿Te fías de mí?- Preguntó a la vez que le quitaba la carta de las manos.- Yo pido por ti.

-Vale.- Se encogió de hombros.

Cuando llegó la camarera, que ya conocía a Natalia por ir cada vez que iba a Madrid, entablaron conversación antes de pedir. Se pusieron un poco al día y quedaron en que tenían que verse fuera del local. Alguna que otra vez habían coincidido de fiesta y se lo habían pasado realmente bien.

Del detalle que nunca se había dado cuenta, era de que aquella chica la miraba como algo más que una simple conocida o amiga.

-Le gustas.- Informó Alba cuando ya la habían perdido de vista.

-¿Qué dices?- Frunció el ceño.- Yo creo que ya ves cosas donde no las hay, Albi.

-Nat, que te mira igual que Bea antes de saber que estábamos juntas.- Siguió con su teoría, más que convencida.

-Yo creo que no.- Musitó.- Nunca ha intentado nada conmigo.

-Porque estaba Bea de por medio.- Razonó la más bajita, callándose al segundo en cuanto la vio aparecer con las bebidas.-Gracias.- Le sonrió.

Confesiones de invierno.// AlbaliaWhere stories live. Discover now