Capítulo 23: Achinga, todos son más padres que mi papá.

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Es ilógico cómo esperamos una disculpa, que sabemos, nunca llegará.

Pero chinga su madre, yo esperaba que los de Sabritas, neta, neta, le metieran más papás a la puta bolsa de aire.

Exin.

Desgastarme emocionalmente por alguien suena ridículo, pero yo era así de intenso con cualquier cosa relacionada a mi familia. Ni siquiera sé qué esperaba, pero lo hacía con tanto fervor.

—No creo que tu padre haya firmado esto. —Hipo me retuvo, su mano en mi pecho hizo que Des elevara su ceja—. ¿Cómo lo conseguiste?

Parece poli.

—Estaba borracho esa noche, y le ofrecí más alcohol a cambio. —Mostré mi dentadura.

Yo no volvería dentro de tres semanas, me quedaría en los dormitorios que habilitaron de Savant para el evento. DesDes prefería quedarse en su casa al igual que Hipo, así que ellos no traían cambios masivos de ropa como yo.

—Me da miedo tu papá, perro. —A Des le dieron escalofríos. Yo me apoyé en su cabeza rubia.

Estábamos formados durante la entrega de papeles y la inscripción al PLJ. El centro de inauguración a lo lejos parecía una jaula en forma de huevo en el centro de las canchas. Savant era un edificio viejo adaptado a nuestra generación, nosotros tres lo conocíamos bien después de haberlo allanado.

Qué irónico es ahora estar en el PLJ. No pensé que pasaría.

—Hace frío a esta hora. —Escuché la voz de Albin, que tan solo con esas palabras me hizo rodar los ojos.

El albino estaba detrás de Hipo. Los miré por encima del hombro, el chico parecía pegado a él como piojo, pidiéndole que le compartiera calor porque era muy temprano y había neblina en el exterior. Se me hacía súper raro ese wey, pero no es como que Hipo fuera a hacerme caso.

—Literalmente estás más caliente que yo. —Apreté los párpados al oír el doble sentido no intencional en las palabras de mi mejor amigo.

—Ay, wey. —Hasta Des se rió.

Me aferré a su cuerpo para obtener calor. La fila avanzó un poco. James nos esperaba con una pequeña bolsa que entregaba junto a playeras azules que usaríamos para identificarnos. Cuando el paquete llegó a nuestras manos, lo abrimos para encontrar cosas de higiene personal.

También distintos tamaños, mediano, extra grande, pequeño...

—¿Gel y preservativos? ¿Por qué están dando esto? —Hipo fue quien rompió el silencio. James solo acomodó su corbata diciendo que no eran tontos en las escuelas.

Otro profesor, de mirada lúgubre pero en tono amistoso, nos respondió:

—Estamos interesados en cuidar a los jóvenes de hoy en día.

—¿Pueden darme otra bol...? —Me interrumpió otra voz.

—¿Me dan más gel...?

Albinismo y yo nos miramos aunque Hipo se interponía entre nosotros. Yo exigí que me dieran más cosas a mí antes que a él, pero dijeron que no daban más.

Línea AzulWhere stories live. Discover now