Capítulo 29.

1.8K 149 3
                                    

Una luz blanca golpeó mis ojos, por un momento creí que había muerto si no hubiese sido por él doctor y su mini lámpara. Abrí los ojos de golpe y me sorprendió ver qué estaba en un hospital, creí por un momento estar en casa con Ben o que todo fuera un sueño, pero no. Miré mi cuerpo y llevaba puesta una bata azul, el suero estaba inyectado en mi vena, me dolía bastante y sentía mi cabeza dar vueltas.

– Señorita Sainz, por fin despierta.

Se alejó de mí lado para caminar al frente. 

– ¿Que me pasó?

Dije con claridad.

– Bueno, pues según lo que comento los chicos que la acompañaron era que se desmayo. ¿Cómo se siente ahora?

– Aún mareada.

– Todo tiene una explicación, Señorita Sainz.

Fruncí el ceño, esperaba una buena respuesta para este momento y que no me hiciera esperar. Sólo quería irme a casa y poder estar bien, sola o con Lando, pero con nadie amoroso.

– ¿Por qué me pasa todo esto, doctor?

Pregunté preocupada.

– Es algo difícil de digerir, pero su transtorno alimenticio volvió...

Oh no.

– Y hay algo más que usted debe saber...

Ya nada me podía romper en trizas, sabía que todo era mi culpa por haberme descuidado tanto desde que había terminado con Joe, sumando los problemas que pase durante tres años con Pierre.
Cuando estaba con Pierre, el me decía que los vestidos pegados al cuerpo me hacían lucir gorda. Eso me hizo estar vomitando por cuatro meses, fue un milagro que no cayera en anorexia, gracias a Isa que era la única que lo sabía pude salvarme de la muerte.

3 años atrás.

Por fin conocería a la familia de Pierre, estaba emocionada por que después de dos años de relación por fin podría conocer a sus padres y hermanos. Mi vestido rojo pegado al cuerpo era perfecto para la cena, pues sería el cumpleaños de Pierre (atrasado) y tenía que lucir lo mejor para él.

– ¿Puedo entrar? – Pregunto tocando la puerta.

– Ya, tienes que ver esto.

Dije ansiosa abriendo la puerta, di una vuelta y cuando volví ai posición para ver la cara de Pierre, me esperaba algo más. Yo esperaba algo lindo, una reacción que me hiciera sentir especial, en su lugar obtuve un:

– Te ves gorda vestida así.

Mi "herencia" familiar era la delgadez, mi abuela era muy delgada y yo era idéntica a ella. No tenía ningún problema con mi cuerpo hasta ahora.

– ¿Por qué me dices eso? Me vestí así por ti..

– Allison, eres ridícula. Mírate, mis padres me llegan a ver contigo y me dirán que estoy con una vaca. Olvídalo, cancelaré la cena.

Mis ojos se llemaron de lágrimas, me hice trizas por completo y no supe que decirle. Yo en verdad había querido hacer algo lindo para él, pero ahora.. me hacía esto.
No protesté, no dije nada, lo dejé irse y yo me quedé llorando frente al espejo.

¿En verdad era gorda? ¿Me veía mal?

Mi ansiedad, y el sobre pensar todo me había comido, termine en el baño con los dedos dentro de mi boca provocando vómito.
Y aún que probablemente si mi madre se enterará me mataría, ¿dónde quedaba la pequeña segura de sí misma? Tal vez Pierre la había matado, o tal vez la habían roto de tanto.

Actualidad.

Volví a la realidad debido al llamado del doctor, llevaba minutos al parecer haciéndolo. Me disculpé con él antes de preguntar.

– ¿Hay otra cosa peor?

– No es tan mala cómo usted la ve.

Tomó una hoja de la mesa con ruedas, dónde solían traer la comida.

– Felicidades, señorita Sainz, usted está embarazada.

No.. eso no podía ser cierto.
Eso era la gota que había derramado el vaso, mi corazón se rompió en miles. ¿Un hijo? ¿De Joe?
Sabía con exactitud de quién era el bebé, no soy idiota, el único con quién lo había hecho antes de mudarme a Londres era Joe, con quién no me cuide y no medí los excesos había sido él.
¿Por qué siempre me tocaba lo peor? 

Mis ojos se cristalizaron, era mi maldita culpa. Si no hubiera aceptado ese estúpido trabajo en Cincinnati, nada de esto estaría pasando.

– El problema es qué, con su problema alimenticio está en riesgo de perder a su bebé. La posibilidad de que uno sobreviva es casi nula.

Me quedé en silencio, pensando y repasando como es que esto cambiaría mi vida. Era yo o él bebé.

– ¿Se lo contó a alguien?

Él doctor negó.

– Toda la noche estuvo con usted a su lado un chico, Joseph, así dijo llamarse. Él otro se fue temprano por qué tuvo problemas.

Mire a un punto fijo, no sabía que decirle o pedirle más bien. Después de unos segundos supe por fin lo que quería, por ahora. Sólo tenía algo claro.. y era que sería madre junto al amor de mi vida.

Aún que mi felicidad sabía que no duraría mucho, pero lo único que quería era salir corriendo y contárselo a Joe. Decirle que tendríamos un bebé, pero eso no tendría ningún lado bueno... era como escoger entre dos rosas, en esta ocasión era mi vida o la de un bebé que aún no conocía pero amaba desde ya.

Lo único que tenía muy bien pensado era que no sé lo diría ni a él ni a Ben, esto lo iba a lidiar yo sola, al único que sería capaz de decirle es Lando o Carlos, pero a otro no. No soy tan fuerte como pensaba.

𝗔𝗳𝘁𝗲𝗿𝗴𝗹𝗼𝘄 |  𝑱𝒐𝒆 𝑩𝒖𝒓𝒓𝒐𝒘.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora