¿𝓓𝓲𝓼𝓬𝓾𝓵𝓹𝓪𝓼?

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Había pasado el finde, mi domingo lo pasé metida en la cama, no estaba de buen humor y no quería hablarle a nadie.

Lunes 6:00 a.m ya estaba en el predio, con mi mate y libreta. Mi cara no era muy amigable, saludé de manera general al plantel y ya me puse a hacer modificaciones en las rutinas. A la hora de llegar los jugadores simplemente les hablé de las modificaciones y planteé nuevas maneras de cardio para practicar. Luego me dispuse a armar las máquinas nuevas para practicar resistencia y coordinación, estaba sumergida en mis pensamientos y en armar las máquinas que ignore el hecho que Aimar me estaba hablando.

-"Chiquita..."

-"Mmmh"

-"Hoy entrenamos doble...Así que almorzamos acá..."

Asentí con mi cabeza y sentí como Pablo acariciaba mi espalda suavemente.

-"No desperdicies energía en cosas que no van a cambiar...concéntrate en esto..."

Bufé irritada y volví a asentir para volver a lo que estaba haciendo. Una vez todas armadas y en los niveles de velocidad que quería para cada uno, los chicos se fueron hacía ellas y empezaron a hacer la rutina. Anotaba las modificaciones y como estaban haciendo los ejercicios.

-"¿Esto es lo mejor que tienen...? No va a haber más findes libres para ustedes...siempre a presión ustedes"

Los miré fijamente y ví algunas caras de sorpresa por mi reacción al verlos un poco flojos. No me gustaba que piensen que porque soy amable me pueden pasar de largo, no me gustaba ver como mi trabajo es tomado en vano, así que con unas palabras esperaba que sean más responsables.

Estaba llegando el mediodía y los chicos estaban en un descanso, yo estaba pasando los informes en la tablet para que los tenga Lionel.

-"¿Estas de malas no...?"

El acento cordobés lo delató y subí mi mirada para verlo.

-"No...ustedes están flojos y yo no vengo a ver a 26 excelentes jugadores hacer el ridículo..."

-"Me gustas mucho cuando te pones así...¿lo sabes no?"

-"Anda para allá..."

Julián suspiró y empezó a caminar de vuelta a la cancha. Este pibe me iba a matar uno día de estos.

Fuimos hasta el comedor, me serví mi almuerzo y salí a las mesas de afuera. Me senté sola y me puse mis auriculares.
En mi cabeza pasaban miles de dudas y ninguna era algo relacionado al trabajo, eran todas sobre él...esas disculpas quedaron en el fondo de tu cabeza y estaba tratando de ser lo más fría posible para analizarlo como si fuera una jugada, pero otra parte simplemente quería decirle que lo perdona, que lo amo y estaría junto a él hasta la muerte. Pero aún no quería...tal vez no quería aceptarlas porque sabía que esa "normalidad" que él te pedía sería como amigos, solamente amigos, él tenía a Amanda, su vida en Inglaterra y tal vez él quería esas disculpas sean para cerrar esa etapa de su vida y quedarse en paz, pero...si no? si eso llevaba a otra cosa, no quería ni pensarlo, no querías eso por la otra persona que estaba con él pero por tí...¿volverías a intentarlo? ¿Sería lo mismo después de lo que hizo...? Ya pasaron los años, años sin contacto, años que los dos crecieron y maduraron en distintos ambientes, ¿me trago el orgullo? ¿Unas disculpas serán suficiente por tanto sufrimiento?

Cuando levanté la vista del plato, estaba Rodrigo y el Papu, me saqué los auriculares para ver que me decían.

-"Solo queríamos saber cómo estabas..."

-"Si entrenadora, no es que seamos chusmas...jamás eso."

Me sacaron una pequeña sonrisa.

-"Bien, preocupadas por ustedes, estaban algo flojos hoy..."

-"Ese fue tu tiramisú, me hizo mal seguro"

Acuso Rodrigo con una sonrisa.

-"Ay cállate, eso fue el pack de birra que te bajaste, qué le echas la culpa a mi postre, croto"

Nos reímos los tres, estos dos me dieron un beso en la frente y se volvieron hacía la mesa de adentro, yo junté mi plato y lo llevé a adentro. Caminé hacía el baño, iba viendo mi celular y me choque con alguien, cuando levanté mi vista era él.

𝓛𝓪𝓫𝓲𝓸𝓼 𝓻𝓸𝓽𝓸𝓼Where stories live. Discover now