Capítulo Cinco

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Despertar últimamente se volvía más fácil, poco a poco con el transcurso de las horas el dolor se disipa milímetro a milímetro, hay momentos en los que no pienso en Xavier e incluso momentos en los que no siento miedo.

Sé que me encuentro a la deriva, en un pueblo extraño abandonado por Dios, huyendo de mi realidad sin saber que me espera el día de mañana, pasado, en una semana o en unos meses. Tal vez al volver a la ciudad el dolor regrese de una manera potente, atravesandome el pecho y volviéndome incapaz de siquiera seguir vivo. Tal vez el dolor está oculto, a la expectativa de su nuevo ataque.

Me levanto de la cama con un poco de dificultad, me siento demasiado cansado y podría ser capaz de dormir dieciocho horas seguidas.
Me visto con mis habituales jeans y aquel suéter gastado y con hoyos.

Al salir y caminar hacia la cocina el silencio es abundante, no hay movimiento por ningún lado y Ofelia no se encuentra cocinando como la mayoría del tiempo. La mesa no está puesta y la ventana aún no está abierta para que entre el aire fresco de la mañana como Ofelia acostumbra.

Escucho ruido en los establos, no me extraña pues Harry comienza a trabajar a las 4:30 de la mañana. Un pequeño golpeteo, un crujido y finalmente un suave grito agudo me hacen salir corriendo y ver que sucede.
Atravieso los pocos metros que dividen la casa de los establos y mientras más avanzo, más puedo escuchar claramente un llanto proveniente de una mujer.

Acelero el paso y justo a un lado del corral de los cerdos, unos metros antes del cuarto levantado con madera donde resguardan a Fénix, observo una escena desgarradora.

Ofelia se encuentra en el suelo, completamente destrozada, gritando con desespero mientras se aferra al cuerpo sin vida de Claire.

La vaca tiene aún los ojos abiertos, su inmenso cuerpo está completamente inmóvil, acostada sobre un charco de sangre. Es hasta ese instante en el que me percato de su rostro, justo en medio de ambos ojos vidriosos se haya un agujero. Un disparo.

—La mataron con un tiro de gracia.—Dice Harry sacándome de mi trance y haciéndome volverme hacia él, quien se encuentra de pie a un lado del cuerpo de la vaca, usando una chaqueta de piel color café, jeans vaqueros y botas. Con el cabello cayendo sobre los hombros.

—Pero, ¿quien lo hizo?—Pregunto de inmediato. Los gritos desesperados de Ofelia comienzan a martillar mis tímpanos y a angustiarme.

—No lo sé. Seguramente alguien entró al establo en la madrugada y la asesinó para boicotear nuestro negocio.—Responde seriamente.—Todo el pueblo sabe que nuestra mejor leche y nuestros mejores quesos provenían de Claire. Sin ella nuestros productos no serán los mismos y la venta va a disminuir, dándole ventaja a la competencia.

Asiento comprendiendo pero mi mirada no se aparta de Ofelia quien grita de una forma desgarradora, como como si estuviera siendo víctima de una tortura medieval, solloza con fuerza y se aferra al cuerpo sin vida del animal, hablándole al oído y gritándole que no se vaya.

En el poco tiempo que llevo de conocerla, nunca la había visto así.

Ni siquiera en el funeral de Xavier.

Era verdad cuando decía que apreciaba a esa vaca como si fuera su propia hija, era su mascota, su compañía.

Por el contrario, Harry se encuentra serio, no se inmuta como buen granjero que a lo largo de su vida ha visto morir y nacer a miles de animales. Un buen granjero acostumbrado a las pérdidas.

Al mismo tiempo puedo jurar que el animal me mira con esos ojos inertes iguales a dos esferas opacas de vidrio.

***


El día fue tortuoso, no había nada en el mundo que pudiera consolar a Ofelia, era como si una parte de su alma se hubiera muerto junto con Claire.

"La mitad de mi corazón murió con Xavier y la otra mitad ha muerto con Claire. Ya no tengo nada. Ya no soy nada." Había dicho entre sollozos.

Desde la ventana puedo ver a Harry manejando el viejo tractor de la granja, de este amarró una cuerda y con ella sujetó las patas traseras de Claire. De esa manera comenzó a arrastrar su enorme cuerpo para sacarla de la granja.

Harry se había molestado pues ya no podía siquiera vender la carne de Claire, esta seguramente se había contaminado por la adrenalina y ahora era incomible, sin embargo aún podría quitarle la piel y venderla, seguramente pagarán muy bien por ella.

Todo el día se dedicó a desollar a Claire. Pará cuando terminó volvió a arrastrar aquel cuerpo rojo y ensangrentado sin piel, (el cual aún conservaba los ojos, con los músculos y las venas al aire), a través de la granja para sacarla del césped y arrojarla al hoyo de tierra que había excavado con anterioridad. Finalmente, Harry cubrió los restos de Claire con ayuda de una pala, colocando una cruz hecha de pedazos de madera idéntica a la que yacía en la tumba de Xavier.

Yo me dediqué a observar todo el proceso gracias a la ventana de mi habitación mientras a mis espaldas, en otra habitación, aún escuchaba los gritos y sollozos de Ofelia.

-Say

La Nube Gris (l.s)Where stories live. Discover now