Capítulo Quince.

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De regreso, en esa interminable carretera, lo único que podía hacer era llorar. Llorar por haber arruinado la salida especial de Harry, su día de descanso. Pero aún más por todas las palabras que me dijo.

¿Por qué trajo a Xavier a colación?

¿Qué tenía que ver?

¿Por qué Harry se empeña siempre en mencionarlo?

Xavier está muerto, muerto y bajo tierra. Allí permanecerá y allí quiero que permanezca.

Sollozo. Sollozo pues sé que el fantasma de Xavier va a estar siempre entre Harry y yo. Siempre va a estar en medio de ambos, como una figura de humo invadiendo nuestra nariz, como un recuerdo necesario y como una cruz que vamos cargando diariamente.

Llevaba semanas sin siquiera recordar a Xavier hasta que Harry lo nombró. De hecho, incluso mi subconsciente lo va olvidando poco a poco. El dolor ha desaparecido por completo y su recuerdo se iba esfumado día tras día. Pero al parecer siempre vuelve de una u otra forma. O mejor dicho, nunca se va.

Estoy harto, estoy harto de Xavier y todo lo que tenga que ver con su recuerdo. Ese hijo de perra me hizo la vida añicos hasta donde pudo y afortunadamente recibió su castigo. Agradezco que se haya ido y soy consiente de que lo único bueno que trajo Xavier a mi vida fue Harry, su hermano.

Si Xavier no hubiera muerto, yo nunca habría conocido a Harry.

Y sigo sollozando, sorbiendo la nariz y sintiendo mis ojos picar. Únicamente miro el camino por la ventana de la camioneta y sé que Harry está lo suficientemente molesto como para no hablarme.
Pero no puedo evitarlo, me siento terrible y si no saco todas estas lágrimas de mi interior seguramente voy a estallar.

Está atardeciendo, el sol se mira de un tono anaranjado y el cielo comienza a volverse de un azul más profundo.

Paso una mano por mi nariz y limpio rápidamente las lágrimas.

Sin previo aviso, la camioneta se estaciona, justo a un lado de aquella carretera por la que no pasa ni un alma.
Harry se mantiene callado, mirando hacia enfrente, pone el freno de mano y apaga el motor.

El silencio es abrumador pero no me atrevo a hablar, sé que si abro la boca únicamente saldrán sollozos de esta....

—Escucha...—Harry habla, rompiendo el silencio y haciendo que lo mire. Luce nervioso y abrumado.—Lo siento, ¿de acuerdo? Perdón por haberte tratado así...

¿Acaso estoy escuchando bien?

Harry se está disculpando.

Abro la boca de inmediato. Harry no me debe ninguna disculpa.

—Harry-

—No tenía derecho de hablarte de esa manera únicamente porque me asusté. Y lo que menos quería era hacerte llorar.

Y en este punto, la voz de Harry suena ahogada, como si estuviera a punto de romperse pero es lo suficientemente fuerte como para no quebrarse. Aun tiembla, está nervioso y puedo ver la preocupación en su rostro, en su mirada.

Paso una mano por mis ojos, limpiando de nueva cuenta las lágrimas. Tratando de dejar de llorar para que Harry no se preocupe aún más.

Sigo roto pero consigo hablar.

—Estoy bien....

Intento sonreír y volvemos a caer en un profundo silencio, puedo escuchar el viento golpear los árboles de nuestro alrededor, soplando levemente. De nueva cuenta, quisiera saber que pasa por la mente de Harry, que es lo que provoca que muerda su labio y mire hacia adelante.

La Nube Gris (l.s)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora