Capítulo Dieciocho

660 111 5
                                    

Recuerdo.

"—Yo si quiero estar contigo y con nadie más.—Dije en voz baja, temiendo de su reacción.

Harry me miró, con aquellos ojos verdes de ensueño que seguramente heredó de su padre. Con las pestañas gruesas y la mandíbula marcada.
Pasó una mano por su cabellera y suspiró.

—Yo también quiero estar contigo...

Sonreí un poco, el aroma a paja inundaba mi nariz, la caballeriza se había convertido en otro de nuestros lugares uno en el que aveces me sentaba a verlo alimentar a Fénix y otras veces simplemente hablábamos.

—Pero... ¿Quieres estar únicamente conmigo?—Pregunté tímido. Harry de inmediato supo que había otra pregunta implícita.

Lo escuché reír.

—¿Qué? ¿Vas a comenzar a celarme como si fueras una clase de esposa mía?—Volvió a reír.

Bajé la mirada, sabía que estaba pidiendo demasiado pero necesitaba saberlo. Harry a comenzado a soltarse más, a dejarse llevar un poco más y necesito saber si puedo seguir caminando por este sendero o voy a estrellarme contra la pared.

—No. Pero tengo derecho a preguntar. Solo dime... ¿Has estado con alguien más desde que comenzó esto que hay entre nosotros? ¿Has visto a alguien mas cuando vas al pueblo?...

Su sonrisa se desvaneció al darse cuenta de que estaba hablando en serio. Dejó a un lado la herradura que estaba puliendo con un pedazo de tela y volvió a mirarme.

Tuve miedo de la respuesta, no quería escuchar algo que sabría que mi corazón no iba a soportar. Pero necesitaba usar la razón por primera vez en mi vida.

Si el amor de Harry no era exclusivo para mí, entonces yo no tenía nada que hacer en su vida.

—Debes estar bromeando... —Soltó.—Dime algo, ¿acaso los maricas hacen eso, eh?—Volvió a reír.—¿Comienzan a celarte desde el minuto uno como si fueran tu esposa o algo por el estilo? No sabia qué al acostarme contigo estaba firmando mi acta de matrimonio.

—Solo quiero saber a que me estoy enfrentando. No puedes culparme por querer saber algo así.

Volvió a reír.

Quitó la silla del lomo de Fenix y comenzó a guardarla, moviendo algunos lazos y colgandola en el soporte de la pared. El caballo hizo algunos ruidos y se sacudió. Seguramente bastante agotado.

Harry suspiró. Igual de agotado que el caballo y dejando a un lado su mofa y su risa. Acomodó su chaqueta sobre sus hombros y tomó asiento frente a mí en aquel banquillo de madera.

—Solo dime la verdad.—Insisto.—Sé completamente sincero...

—No.—Responde.—No he estado con nadie más desde que llegaste... No había estado con nadie más durante toda mi vida hasta que llegaste, ¿de acuerdo?

Abro la boca.

—¿Qué?

—Siempre estuve bastante ocupado con la granja y por alguna jodida razón nunca pude entablar una relación con alguna chica del pueblo. Cuando voy soy amigable pero solo eso. Hay algo jodidamente mal en mi que no me permite sentir atracción por las chicas. Ofelia tiene razón, ni siquiera sirvo para ser un hombre.

Niego de inmediato.

—No hay nada mal en ti, y si lo hay, entonces también hay algo jodidamente mal en mi.

Harry me brindó una sonrisa y puedo notar que está algo incómodo con la platica...

—Entonces... —Continúo.—Yo soy...

—Si, Louis. Eres el primero y quiero que seas el único por el resto de mi vida."

Say.

La Nube Gris (l.s)Where stories live. Discover now