Capítulo Diecisiete.

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Después de guardar el arma continuó riendo hasta tumbarme en la cama, sintiendo poco a poco el sueño vencerme.

No fue hasta la madrugada que escuché a la vieja camioneta aparcar a un lado de los corrales, la puerta abrirse y cerrarse, unos pasos aproximándose, el sonido de unas llaves, la puerta de la entrada abrir y cerrarse.
Abro los ojos y escucho las fuertes botas de Harry caminar sobre el suelo de madera, sube las escaleras y a continuación hay un pequeño silencio que es interrumpido por el sonido de la regadera.
Mis ojos se cierran, me siento demasiado cansado, mareado y la cabeza parece que va a reventarme, intento respirar para mitigar el dolor pero desgraciadamente no funciona. Pequeñas lágrimas escurren por mis mejillas pero las limpio de inmediato. No voy a llorar más.

Sigo respirando hondo hasta que un ligero y casi imperceptible golpe en la puerta me saca de mi trance, presto atención y el golpecito vuelve a hacerse presente. Saco la llave de la puerta la cual guardo en un pequeño hoyo en el borde del colchón y me levanto para abrirla.

Es Harry, luciendo tan cansado como siempre, con el cabello húmedo cayendo por sus hombros y un par de notables ojeras.
No digo nada y simplemente lo dejo pasar, volviendo a poner seguro en la cerradura.

No hablo ni digo nada, me limito a volver a meterme en las cobijas y acto seguido Harry hace lo mismo. Siento su cuerpo completamente helado por el frío de afuera y posteriormente el agua, incluso puedo sentir que tiembla un poco pero lo que más capta mi atención es el silencio. Ninguno de los dos dice nada, generalmente yo soy el que le pregunta que tal su viaje o lo recibe con besos. Pero en estos momentos me siento tan cansado que el simple hecho de moverme me resulta un acto gigante.

Su respiración es pesada y su cuerpo no parece querer tomar calor. Me encuentro mirando hacia la pared, dándole la espalda y Harry parece haberse percatado de eso.

—¿Qué ocurre?—Pregunta. En un susurro para no despertar a Ofelia. Ambos estamos acostumbrados a susurrar y no hacer el más mínimo ruido. Es una regla implícita entre ambos.

No respondo. Simplemente porque no sé qué responder. Podría decir simplemente "no ocurre nada" pero me es imposible mentir con algo así.

Claro que pasa, si pasa algo Harry, pasa que estoy cansado de vivir en el infierno. Estoy cansado de estar en la nube gris.

Puedo sentir que Harry frunce el ceño y se recarga en su codo para intentar verme a la cara.

—Louis.—Me llama.

Podría simplemente voltear y decirle absolutamente todo. Ofelia dijo que Harry no sabe nada y eso es evidente. Lo ha mantenido ignorante de todo, únicamente a su disposición, como un cuerpo viviente atendiendo la granja. Podría simplemente decirle la verdad, decirle todo lo que Ofelia me dijo. Sobre la muerte de su padre...

Incluso Xavier lo sabía, ¿por qué Harry no tendría derecho a saberlo?

Podría decirle la razón por la que a él no se le permitió estudiar ni dejar la granja, podría decirle sobre el castigo de Xavier, podría decirle que el quedarme aquí fue parte de un plan de Ofelia....

Pero si Ofelia me contó todo eso es porque ella sabe que soy incapaz de decírselo a Harry... Soy incapaz de hacer que la nube gris se vuelva de color negro agregando más odio a su corazón. ¿Qué cambiaría si Harry lo sabe? Nada.

—¿Estás molesto conmigo?—Pregunta Harry.

Cierto los ojos, intentando que no se llenen de lágrimas y que Harry entienda que no quiero hablar, que tal vez nunca me sienta listo para hablar de nuevo porque ahora yo estoy en su lugar.

Hace años él tuvo que mirar a su padre a los ojos mientras le ocultaba todo lo que había visto.

Ahora yo voy a mirarlo a los ojos y de igual manera le voy a ocultar todo lo que sé.

La Nube Gris (l.s)Where stories live. Discover now