Cayena Parte 2

Capítulo 125

Pude entender cuál era el plan, para obligar a Jedaiah, que actuara de manera sospechosa y se revelara ante el mundo para poder matarlo en el acto y sacar el cuerpo, así fingirían su muerte.

—Tu hermano, ¿Lo enviaras al Palacio Imperial?

—... ¿Sí?

—Es demasiado duro para tu hermano seguir así por su enfermedad, mientras tú te encargas de todo. Pero aún te necesito, así que necesito un rehén.

Así que estaba pensando en recibir al hermano menor de Jedaiah como oficial de la corte en el Palacio Imperial.

—No se preocupe, le daré una posición en la que rara vez trabaje, tranquilo yo cuido de mi gente.

Jedaiah se mordió los labios, fingía estar calmado, pero su corazón estaba bastante ansioso. Aunque escondió a su hermano de los ojos de Yester, no fue un método del todo perfecto, además, el podía empeorar.

Sin embargo, Cayena declaró que curaría la enfermedad de su hermano y lo llevaría al palacio imperial donde la influencia de Yester no llegaría. Como si fueran un rehén, mientras aparentaba cuidarlo.

De hecho, no entendía. ¿Quiere decir que la familia imperial cuidaría de un contratista insignificante, que no tiene dinero? ¿Era tan importante?

La nariz de Jedaiah se volvió agria y agarró las riendas con más fuerza.

Para ser sincero, estaba agradecido. Quería dar las gracias a pesar de todos sus intereses.

—Gracias.

Le dijo Cayena, que miraba a lo lejos por la ventana.

—Gracias por tomar un rehén, eso suena raro.

"Oh, eso es porque...".

Las opiniones pueden cambiar más adelante, pero ahora decidí hacer lo mejor, había asuntos importantes en este momento.

—Tengo algo que decirte.

—¿Qué es?

—Vi gente extraña en la mansión por la que me detuve ayer.

Jedaiah tenía una extraordinaria capacidad para detectar las crisis, recordó la extraña multitud que había visto en una pequeña villa cerca del Palacio Imperial junto al Duque Heinrich, se siente bastante inusual, dado que la Princesa es una maga, ¿no podría darse cuenta de inmediato de lo que está pasando?

Jedaiah se refirió a lo que había visto.

—¿Un grupo de personas con túnicas negras?

Lamentablemente, Cayena ni siquiera lo conocía, frunció un poco el ceño y recordó lo que había visto como una novela.