Capítulo 128

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—Me atreví a proceder con el caso judicial lo más tranquilo posible para que la familia Francis no solicite parte del ducado como pensión alimenticia...

Cuando dije eso, estalló una risa repentina.

Su padre quitó la dulce sonrisa que acababa de hacer, y una vez más mostró la expresión fría que siempre le había mostrado, solo entonces mi corazón se sintió tranquilo.

—Debería agradecerte entonces por no avivar el problema con la Familia Francis, estas usando eso como recordatorio. ¿No quieres deshonrar a la familia?

Raphael se levantó de su asiento, agarró el cuello de su padre, ya no es un niño de 10 años, ahora ha crecido tanto que su padre tiene que mirarlo hacia arriba.

—¿Estás diciendo que el hombre que una vez fue el Duque Kedrey no conoce el poder, eh Vizconde?

—¡Suéltame! ¿Qué diablos es esto?

Su padre trató de golpear la mejilla de Raphael mientras lo observa con una mirada llena de ira.

>Bam<.

Raphael lo agarró del brazo y lo arrojó sobre la mesa para soltarlo.

Los ayudantes y los caballeros llegaron al grito y escucharon el sonido de algo rompiéndose desde el interior.

—¿Qué está pasando?

Encontraron a Leo gritando y luchando mientras Raphael lo sostenía. 

Ordenó Rafael.

—Él es quien se atrevió agredir al Duque y amenazarme. Se llevará a cabo un juicio, así que debe ser arrastrado.

—¡Sí, Señor!

—¡Tú y tu madre son iguales! ¡Malditos!

Raphael llamó a Jeremy fingiendo que no veía a su despiadado padre. 

—Díselo a la Familia Francis: Si no pueden manejar a sus parientes, no se les permitirá vivir en la tierra, y todos los que vivan en el castillo de Francis serán aniquilados.

El Emperador Esteban tenía grandes posibilidades de apoyar a sus tropas. La Familia Francis sabía que el Emperador los odiaba, por lo que pensaron que podían asesinar a Leo.

—Y no olvides a nadie que se haya acercado recientemente a mi padre, tenlos a todos en cuenta.

Jeremy bajó la cabeza.

—Sí, acepto la orden.

[Oh Dios... esto fue tan satisfactorio)

°~°

Además del personal contratado para la recuperación de tierras, el Ejército Central reforzó la seguridad mediante la formación de nuevas tropas, buscaron a aquellos que querían complacer a la Princesa y exudo la energía de querer desgarrarle las extremidades hasta la muerte. Gracias a esto, el Imperio se congeló como si hubiera vuelto a atravesar una tormenta de nieve en un cálido día de primavera.

Cayena Parte 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora