La vida de la princesa Rhaenyra Targaryen luego de la muerte de su madre y el segundo matrimonio de su padre, sumando a esto, la participación del hombre que siempre ha sido y será el amor de su vida, Daemon Targaryen.
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𝐊𝐈𝐍𝐆'𝐒 𝐋𝐀𝐍𝐃𝐈𝐍𝐆 𝟏𝟎𝟔. 𝐝𝐂
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Un año había pasado desde la muerte de la reina Aemma, y muchas cosas habían cambiado en tan solo doce meses.
El rey, seis meses después del trágico suceso, contrajo matrimonio con Lady Alicent Hightower, convirtiéndola en su reina consorte. La joven ya estaba embarazada, esperando el primer hijo de este reciente e inesperado matrimonio.
Por otro lado, la princesa Rhaenyra, no hacía más que disfrutar de su vida, claramente junto al príncipe Daemon. Si, era cierto que la princesa había dejado de lado su amistad con Alicent Hightower, más sin embargo le tenia algo de respeto al ser la esposa de su padre, le saludaba y no tenía mala actitud para no crear malos momentos. Recuerda muy bien un día cuando la mano del rey le pidió que hiciera reverencia ante la reina, y la princesa tan solo le dijo que no se iba a reverenciar ante alguien que no fuera un verdadero targaryen, un dragón. Su padre claramente dejó esto pasar, pues quería retomar la relación con su hija, ya que decía amarla como a nadie. Rhaenyra estaba ciertamente emocionada por tener un hermano o hermana, no le importaba el sexo del bebé, ya que de igual forma, ella sería heredera al trono de hierro.
Si, era completamente cierto. Por primera vez, el trono de hierro sería ocupado por una mujer, era un hecho histórico, algo nunca antes visto, pero estaban todos de acuerdo en el consejo. La princesa se mantenía activa en los asuntos del reino, visitando cada rincón del mismo junto a su más leal compañero, el príncipe Daemon. Ella se había ganado el aprecio de todos, con tan solo dieciséis año, todos deseaban que la hicieran heredera al trono.
Aquella mañana, en los aposentos de la Targaryen, la vestían y peinaban sus doncellas, con un precioso vestido rojo y negro con detalles dorados, haciendo honor a su casa. En su cuello reposaba el collar que le había regalado Daemon, y lo vio orgullosa. Daemon, la hacía tan feliz, su tío era el único que siempre estaba para ella, la ayudaba en todo, la aconsejaba y la cuidaba, siempre estaban juntos, habían tenido ya muchos viajes y aventuras, que le contarían a las próximas generaciones Targaryen.
Una vez que la princesa estuvo lista, salió de sus aposentos y se encontró con un par de guardias que la escoltaron hasta llegar a la puerta de la sala del trono, la cual fue abierta en segundos.
