La vida de la princesa Rhaenyra Targaryen luego de la muerte de su madre y el segundo matrimonio de su padre, sumando a esto, la participación del hombre que siempre ha sido y será el amor de su vida, Daemon Targaryen.
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Tres días después del nacimiento de la princesa Helaena Targaryen, el rey Viserys se encontraba invitando a los lords de todo el reino al anuncio del compromiso de la princesa Rhaenyra.
El reino entero estaba eufórico y curioso, pues nadie de la familia real había dado indicio de quién podría ser el prometido de la princesa heredera.
-Daemon, basta, ya debería estar lista y no dejas a las doncellas acabar de peinarme. -habló Rhaenyra entre risas, viendo al príncipe canalla quien estaba frente a ella, dejando pequeños picos en sus labios.-
-Ya, ya me voy. -soltó él, alejándose un poco de la joven.-
-Puedes quedarte, pero dale espacio a las doncellas para que me peinen, mi amor. -se sentó frente a su tocador, dejando que por fin las doncellas le peinen.-
Y Daemon sintió que podría enamorarse de nuevo, aún más. Así pasaba casa vez que ella le decía "mi amor", pues no sabía cómo contestarle, sintiéndose nervioso y tan, querido.
-Yo, uhm, te dejo mejor, y luego nos vemos. -habló con algo de nerviosismo, dándole una última mirada a la joven para luego retirarse.-
En sus aposentos Rhaenyra reía mientras las doncellas la peinaban y le decían lo tierno que se veía el príncipe Daemon siempre que estaba con ella, tan suave y firme a la vez, haciendo a la platinada suspirar.
...
Ya estaba lista, y se veía preciosa. Eso era todo lo que Daemon pensaba una vez que la vio llegar a las puertas del salón del trono, pues esperaban a Viserys para entrar en orden.
Ella llevaba un precioso vestido que él le había escogido, era rojo, con detalles en negro, y una larga capa del mismo color que tenía algunos bordes en dorado, la cual tocaba el suelo con delicadeza. También tenía en el final de las mangas, llegando a las muñecas, detalles en negro como alas de dragón, al igual que en su cuello, mientras que su peinado dejaba gran parte de su largo cabello suelto, solo recogiendo una pequeña parte en una hermosa trenza, y sobre su cabeza, reposaba una diadema de color negro con detalles dorados.
-Mi hermosa hija. -saludó Viserys a su primogénita una vez que llegó a ella, besándole a frente. - Hermano. -ahora saludó a Daemon con un abrazo.
-Rhaenyra, Daemon. -Alicent también saludó a ambos, luciendo una bonita sonrisa.-
-Alicent, te ves hermosa. -le dijo Rhaenyra una vez que la vio.-
Resulta ser que la reina llevaba un vestido color crema con detalles rojos y dorados, al igual que una diadema dorada, logrando verse bastante bien, como un verdadero miembro de la familia Targaryen.
Cruzaron los cuatro un par de palabras hasta que tuvieron que empezar con el protocolo.
-Rey Viserys de la Casa Targaryen, primero con su nombre, Rey de los Ándalos, los Rhoynar y los Primeros Hombres, Señor de los Siete Reinos y Protector del Reino -anunciaron al Targaryen mayor, quien comenzó a caminar dentro.- Y su Consorte Real, la Reina Alicent. - la de cabellos cobrizos caminó un poco más atrás que el rey, hasta que ambos llegaron a sus destinos, él al trono de hierro, y ella de pie, a su lado izquierdo.-
