𝐗. 𝐢 𝐤𝐧𝐨𝐰, 𝐦𝐲 𝐝𝐞𝐚𝐫 𝐝𝐚𝐮𝐠𝐡𝐭𝐞𝐫.

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En la sala del trono, se encontraban los hermanos Viserys y Daemon Targaryen, ambos mirando al trono de hierro por petición del mayor, en completo silencio

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En la sala del trono, se encontraban los hermanos Viserys y Daemon Targaryen, ambos mirando al trono de hierro por petición del mayor, en completo silencio.

-Muchas veces, hermano, no podemos estar con quienes amamos. -soltó repentinamente Viserys, y en ese momento Daemon supo que debía temer por su futuro, y el de su amada sobrina.- Sin embargo, me parece que con esfuerzo, si puede lograrse. -continuó él.- Si yo no existiera, dime quien estaría ocupando el trono de hierro.

-Yo, hermano. Sería yo. -le contestó sin preámbulos el príncipe canalla.- Pero no puedo imaginar un mundo así, en el que tú no estés.

Viserys estaba sorprendido ante aquella respuesta.

-Si yo muero, mañana, dime a quien imaginas en el trono de hierro. -cambió ahora la pregunta.-

-Rhaenyra.

El rey ahora volteó a ver al príncipe canalla, complacido con su respuesta.

-Yo imagino a Rhaenyra, y a ti junto a ella. -le confesó en aquel momento íntimo.-

-Hermano, estaré siempre con ella, quiero estarlo.

Daemon, por primera vez en su vida, tenía algo de miedo. Tenía miedo de que a Viserys no le gustara la relación que tenía con su sobrina, miedo a quedarse solo, pues sin Rhaenyra en su vida, él estaba solo.

-Nadie jamás te va a prohibir que estés con alguien que te pertenece, una persona que ha nacido para ser tuya. -le contestó el rey.- Si los dioses lo han deseado de esta manera, es porque así debe ser. Tal vez Aegon el Conquistador los ha enviado a ambos para que se enamoren y reinen juntos, y su reinado sea próspero. Con una mente como la de Rhaenyra, y tu fuerza y perseverancia, su espíritu aventurero hace que el tuyo se avive, su juventud reanima la tuya, y su alegría, hace crecer la tuya.

Ahora el príncipe se quedó solo mirándolo, sin saber cómo reaccionar ante aquellas palabras.

-Los he visto, Daemon. -soltó el mayor. -La he visto tomarte la mano bajo la mesa durante cada comida los últimos dos años, abrazarte cuando se siente sola, leer para ti mientras le acaricias el cabello, calmar cada una de tus rabias, sanar tus heridas de combate, dormir a tu lado. -en ese momento sonrió de forma sincera, negando hacia su hermano menor.- Y a ti, hermano, el más rebelde de todos los príncipes que he conocido, te he visto ablandarte más y estos dos años, ser más justo, un poco más suave. Te he visto ayudarla a subir y bajar de Syrax, escoltarla a cada lado al que va, defenderla de todo y todos, cantarle para dormir, peinar su cabello, enseñarla a usar la espada.

Viserys seguía hablando y Daemon no entendía como no se había dado cuenta de que su hermano hace mucho que sabía todo, y eso lo hacía sentir aún más nervioso.

-Mi duda es, Daemon. -volvió a hablar el rey.- Que no sé si estés de acuerdo en que mi hija sea quien tome el tono de hierro y no tú.

-Desde el día del segundo onomástico de Aegon, el día en el que la atacó el jabalí y luego vimos al ciervo blanco, le he prometido a Rhaenyra que haré todo lo que tenga que hacer para que ella se siente en el trono de hierro. -hizo una pausa, para mirar hacia el suelo y luego ver a su hermano.- La amo, Viserys. Estoy completamente enamorado de ella y todo lo que es. Mi lealtad está con ella. El trono de hierro, el oro, el dinero, las joyas, los dragones, nada de eso vale absolutamente nada para mi si no estoy compartiéndolo con ella. -volteó completamente el cuerpo y se arrodilló, bajando la cabeza.- Mi rey, permíteme tener la mano de tu hija. -ahora levantó la cabeza para mirarlo.- Cásala conmigo, quiero a Rhaenyra.

ɑvy jorrāelɑn; dɑemyrɑ.Where stories live. Discover now