𝐕𝐈𝐈𝐈. 𝐡𝐚𝐧𝐝 𝐨𝐟 𝐭𝐡𝐞 𝐤𝐢𝐧𝐠.

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Aquella fatídica mañana había pasado a segundo plano cuando, a la hora del almuerzo, el rey pidió la presencia de los príncipes Targaryen, y estos aceptaron, algo confundidos con aquella invitación

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Aquella fatídica mañana había pasado a segundo plano cuando, a la hora del almuerzo, el rey pidió la presencia de los príncipes Targaryen, y estos aceptaron, algo confundidos con aquella invitación.

-Padre, Alicent. -saludó Rhaenyra, quien entraba a la sala que se le había indicado, sentándose a la izquierda de su padre, quedando frente a la Hightower, quien tenía al lado de ella a su hijo, lo cual hizo sonreír a la joven.- Hola, Aegon.

Daemon tan solo saludó con un asentimiento de cabeza, pues aún no estaba del todo seguro de que esa comida sería buena idea. Se había sorprendido al ver al niño con ellos en la mesa, pues Alicent siempre lo dejaba a cargo de las doncellas.

-Hija mía, hermano. Bienvenidos. -saludó con alegria el rey, observando a su familia.- He pedido que vengan aquí porque, me gustaría que esto se hiciera una costumbre. Sé que estuve ciego por mucho tiempo, me dejé llevar algunas veces por comentarios que no tenían bases ni fundamentos. -el Targaryen mayor aclaró su garganta antes de seguir hablando.- Estuve pensando mucho, en todo, y con ayuda de mi querida esposa, he llegado a concluir en que debo hacer las cosas de forma correcta, por el bienestar de mi familia.

Daemon y Rhaenyra estaban completamente confundidos, no entendían a qué se refería el rey, ambos esperaban que Viserys pronto dejara el preámbulo y terminara de hablar.

-Es por eso que. -nuevamente el rey hizo una pausa, bebiendo un poco de su copa de vino, más sin embargo fue interrumpido cuando iba a continuar con sus palabras.-

-Viserys, hermano, por favor acaba de hablar de una buena vez, esto me desespera. -soltó Daemon quien tenía poco tacto, siendo reprendido en voz baja por Rhaenyra.-

-Está bien. -por fin cedió el Targaryen mayor.- Quiero pedirte que seas mi mano, Daemon.

El príncipe canalla, quien estaba bebiendo de su copa, casi escupe su bebida cuando escuchó hablar al rey.

-Por fin, por fin te diste cuenta de que a las verdaderas personas que necesitas a tu lado son tu familia, nadie más. -Daemon dijo con cierta alegria en su rostro, algo raro de él.- Seré tu mano, mi rey.

La princesa heredera sonrió, viendo cómo los hermanos se daban un cálido abrazo, y levantó su copa en cuanto Daemon se sentó junto a ella nuevamente.

-Quiero brindar por mi padre, pues se ha dado cuenta tarde de sus errores, pero finalmente lo ha hecho, y es lo importante. -dio una pequeña mirada a Alicent, antes de seguir.- Por su consorte, Alicent, pues es parte de esta familia si así lo quiere, siempre tendrá un lugar en nuestra mesa, al igual que los hijos que tendrá con mi padre. -asintió hacia ella y luego miró a su gran y "secreto" amor.- Y por último, pero no menos importante, quiero brindar por el príncipe Daemon, y su nuevo título como Mano del Rey.

Al ella finalizar sus palabras, todos bebieron un trago, sonriéndose entre sí.

-Solo espero nunca verte vestida de verde, Alicent Hightower. -Daemon habló nuevamente.- Rhaenyra está dándote una oportunidad, una nueva oportunidad, no la desaproveches.

ɑvy jorrāelɑn; dɑemyrɑ.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora