PRÓLOGO

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— Posa para mí, hyung.

El chico de ojos marrones muy expresivos y cabellos rubios, soltó una carcajada estruendosa, cuando escuchó a su compañero de piso, hablándole desde la cocina. Llevaban dos años compartiendo departamento, y Jimin sabía muy bien a qué se refería Jungkook con posar.

Eso implicaba muy poca ropa, y una que otra caricia indiscreta.

Jimin había visto desfilar a muchos chicos desnudos por el departamento en los últimos meses, y no podía quejarse, ya que todos los chicos a los que retrataba Jungkook eran endemoniadamente atractivos.

—¿Qué? ¿Ya se te acabaron los prospectos?

El chico de cabello desaliñado, sonrió socarronamente, cuando Jungkook abandonó la cocina con sus vaqueros manchados de pintura, y su camisa fina de algodón era un completo desastre. Se podía notar las manchas que dejaba el agua de sus pinceles por toda su ropa.

—Vamos, Jimin, hablo en serio.

El chico alto y de cabello negro se acercó a su amigo con una sonrisa sexy. —Me pidieron que pintara a un atractivo; rubio; de ojos intensos; y solo conozco a uno que cumple con esas tres características.

— No te servirá de nada adularme, galán —le anunció el chico mayor, mientras se cruzaba de brazos frente a él.

— De acuerdo, negociemos entonces —propuso el chico menor, como último recurso para convencerlo.

— Jungkook , no hay nada que negociar, no pienso dejarme pintar desnudo para que todos en una galería de arte me vean.

— ¿Qué tal si...? —miró a su alrededor y tomó una vieja manta blanca del sofá. Jimin recordó que esa manta se la había regalado su mamá hace un año, era hermosa y los calentaba por las noches cuando ambos se sentaban frente al televisor para ver una larga maratón de CSI: Miami— ¿...usas esto alrededor de tu cintura? ¿Eh? Por favor.

A Jimin se le subían los colores al rostro de solo imaginarse desnudo y frente a su mejor amigo, porque eso era Jungkook para él, y no podía sentirse más afortunado al respecto.

Y es por esto, que Jimin no pudo resistirse a esos ojos suplicantes. Ese chico tenía algo especial, no era posible que su cerebro funcionara correctamente con él mirándolo de esa forma.

— De acuerdo, lo lograste —resopló rendido ante la enorme persuasión de Jungkook .

Jungkook , con enorme felicidad, tomó sus pinceles y arrastró a Jimin hasta su improvisado estudio, que era en parte su habitación. El departamento no era tan grande como para tener las comodidades que requería una persona con el talento y la profesión de Jungkook , pero él sabía ingeniárselas para sentirse cómodo mientras trabajaba en una nueva obra.

— De acuerdo, necesito arreglar esto — Jimin se envolvió en su manta, mientras Jungkook arreglaba una esquina de su habitación, donde la luz del día alumbraba perfectamente. Su amigo colocó un par de sábanas de su cama, sobre dos colchones grises de terciopelo.

—Listo, ya puedes quitarte la ropa — Jimin se sonrojó escandalosamente, nunca en su vida había sido un mojigato, pero Jungkook era muy seductor, y ni siquiera tenía que intentarlo. Empezó a quitarse el pantalón de su piyama, luego la musculosa blanca y se mostró en calzoncillos blancos frente al lienzo.

Jungkook lo observaba con una sonrisa torcida, eso causó en Jimin un estremecimiento en todo su vientre. Sin miramientos, y consciente de la mirada de su amigo, se quitó los calzoncillos, apresurándose en cubrirse con la manta blanca que minutos atrás lo envolvía.

Jungkook adoptó su máscara profesional todo el tiempo, parecía realmente concentrado en lo que hacía sobre el lienzo.

El tiempo pasó volando, y Jimin soltó un suspiro al notar la hora. ¿Había pasado tres horas con la mirada de Jungkook sobre él? La verdad empezaba a impacientarse, por lo general no era una persona que disfrutara estar quieta en un puesto por más de una hora, y si lo hacía, se debía únicamente a su trabajo como mesero, cuando trabajaba en eventos que duraban toda una noche.

—¿Ya terminas? —preguntó con un bostezo. Jungkook negó al otro lado del lienzo. Jimin no supo cuanto tiempo pasó antes de quedar dormido sobre las almohadas donde se encontraba recostado, a Jungkook no le importó que dormitara.

Cuando la tibia sensación de alguien moviéndose cerca de él lo despertó, miró a Jungkook sentado a su lado mientras lo dibujaba en una libreta.

—¿Qué haces? —murmuró soñoliento, mientras pasaba los puños sobre sus ojos.

—Dibujándote —dijo como si fuera lo más obvio.

—¿Y ahora eso por qué? ¿No quedamos en solo un retrato?

—¿Qué puedo decir? me encantan tus rasgos y la forma de tu cuerpo. Eres mi musa.

Jimin sonrió furiosamente sonrojado, mientras su cabeza negaba con suspicacia. —De acuerdo, ya es tarde — se disponía a levantarse, pero la mano caliente de Jungkook lo retuvo en su lugar.

Posa Para Mí, Hyung♥︎ KMDonde viven las historias. Descúbrelo ahora