A new game is beginning

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Los rostros de los hermanos de la primera familia palidecieron al ver a Tawan. La sensación no fue buena, pero tampoco mala, cómo explicarlo, no sintieron nada más que, ¿lástima? En silla de ruedas, sin poder caminar, delgado, con el rostro algo demacrado, a penas escondido por el maquillaje. Vestía una camisa celeste y pantalones blancos. En sus manos traía varios sobres Manila con contenido desconocido para todos.

Tawan se sorprendió al ver el estado de Kim. ¿Quién iba a pensar que el frío y serio Kimham sería un doncel? Las cosas que trae la vida. Su sorpresa la demostró colocando sus labios en forma de (o)

– Buenas tardes chico.– le respondió Korn.

– Uh, si, ante todo, felicidades Kim.– el menor, con su cara sin emociones solo asintió una vez, aceptando la felicitación. Tawan se adentró en la habitación y de acomodó en un lugar, de modo que todos pudieran verlo bien.

– ¿Qué era tan importante que debías hablar conmigo?– interrogó Korn.

– Oh, si, con anterioridad le decía que no busco su perdón, ni la de su familia, solo quiero sacarme esto de dentro de mi, e impedir una tragedia
.

– ¿De qué demonios hablas? – inquirió Tan ya estresado. El solo pensar que ese chico ahí sentado en su silla de ruedas había sido capaz de secuestrar a sus cuñados e intentar asesinar a su hijo, casi lográndolo, le producía dolor de cabeza.

– Todo, todo lo que ha sucedido hasta ahora con esta familia y la otra, donde aparezca mi nombre en el medio, es obra de mi hermano Mek.

– ¿De qué mierdas estás hablando?– exclamó Tan nuevamente, esta vez parado y señalando a Tawan. Kam, comenzó a removerse en su cunero y a llorar. Tan maldijo en silencio por haberlo despertado y fue hacia el tomándolo y pasándoselo a Kim para que lo arrullara.

– ¿Es el hijo de Kinn?– preguntó Tawan con verdadera curiosidad.

– No te debería importar, pero sí, es él.– contestó Chan.

– Verán, tengo prueb...– fue totalmente interrumpido por una voz que conocía muy bien.

– Papá, pá, hemos regresado. ¿Dónde está nuestro gordito?– la voz de Kinn se sintió en la oficina cuando la puerta se abrió, mostrando a Kinn y Porsche, aún con la mirada baja. Cuando ambos conectaron sus miradas con el ambiente, fue como si el tiempo se hubiera detenido.

– Mierda.– susurró Tankhun con los ojos muy cerrados. Kim escondió su rostro en el cuellito de su sobrino. Korn y Chan quedaron con sus gargantas secas.

– Hola Kinn, Porsche.– Tawan pronunció esas palabras y fue el detonante del, ¿desastre?

La pareja palideció. Kinn respiró con esfuerzo, buscando aire y miró con miedo a su marido, que estaba literalmente en shock, sin ningún tipo de emoción en la cara y con los ojos perdidos y vacíos.

– Porsche.– susurró Kinn. El moreno solo atinó a girar su rostro y mirar a su esposo. Todos estaban nerviosos, esperando la reacción del moreno. El silencio nuevamente fue interrumpido por la cantarina voz de Pete al ver a Porsche, quien tapaba toda vista a sus ojos.

– ¡Porsche! Mira lo que traje para t...– sus palabras se fueron y el se quedó sin aire al ver a la persona que estaba sentada en una silla de ruedas. Pete si no dudó en actuar.

– ¡Se suponía que estabas muerto, bastardo hijo de puta!– exclamó furioso trás sacar su arma de la parte trasera de su pantalón y apuntarle a Tawan. El acto causó que todos se tensaran y que Porsche saliera del transe en el que se encontraba. Sus manos temblaban y respiraba agitadamente.

– Kinn, P-Pete, Pete.– y luego se desmayó, cayendo al abismos, siendo atrapado por su marido quien lo cargó en peso en sua brazos.

– ¡Porsche!– la exclamación de Kim desconcentró a Pete, quien se acercó a este para ayudarlo a pararse. Kim salió de la oficina trás Kinn, con el bebé en brazos. Pete volvió a su posición, apuntando a Tawan.

– ¿Qué mierda quieres con mi familia?– exclamó.

Al parecer, las interrupciones estaban a la orden ese día. Vegas entró con Venice a la oficina, buscando a Pete, encontrando tal escena. Inmediatamente dejó a Venice en brazos de Chan y fue a donde Pete, con el ceño fruncido, tomándolo por las caderas y mirando raro a Tawan.

– Tú estabas muerto.– fueron sus palabras. Suavemente le quitó el arma a Pete, dejándole un beso en su mejilla. – Llévate a Venice de aquí, ve a ver a Porsche y Kim.– le susurró. Pete solo miró a Tawan con furia y se fue, tras tomar a su hijo en brazos.

Vegas tomó asiento asiento junto a Tan y guardó el arma. – ¿Cómo es que estás vivo eh?– preguntó curioso.– Se suponía que moriste aquel día en que te dejé en aquel almacén. Antes de que digas algo, no me arrepiento de haberte engañado. Solo para que sepas.

– Ah, eso ya no me importa, ha pasado tiempo, ¿no? No hay rencores, yo también fui mala persona, pero no porque hubiese querido. Respondiendo a tu pregunta, no sé, yo quería morir, pero alguien me lo impidió. Ese alguien me quiere vivo para realizar sus planes. Y ese alguien es mi hermano. Como decía antes de que pasara todo esto. Aquí tengo pruebas que me avalan.– Tawan entregó los sobres que tenía en las manos a Korn, quien le pasó a Chan y este a Tan y Vegas. Ahí están todas las pruebas que necesitan. Ah, antes de que lo olvide, se supone que no tengo memoria de nada en los últimos 6 años. El otro día oí a Mek hablar con alguien sobre un ataque planeado por él, en contra de Vegas, Kinn, Pete y Porsche, no sé muy bien sobre ello, supongo que fue cuando estaba en coma.

Los cuatro hombres restantes se tensaron al oir la información dada por el discapacitado. Viejas memorias venían a la mentes, diferentes para cada uno. La más dolorosa viniendo de parte de Tan, quien recordaba a un Pete alegre por la noticia que él mismo le había transmitido para luego verlo en el piso lleno de sangre en brazos de Vegas; recordaba a su hermano menor, siendo sacado de un paro cardiorrespiratorio en varias ocasiones, recordaba los gritos de Porsche y Vegas, toda la sangre, la sangre en sus manos al agarrar  a su hermano cuando quitaron a Porsche de su lado con un sedante en su cuerpo, los gritos de su padre, Tan recordaba.

Tankhun no aguantó la presión y se levantó, saliendo del cuarto con lágrimas que caían de su rostro.

– ¿Dije algo malo?

– No chico, solo que ese tema es muy delicado para esta familia, que todo lo demás que ha sucedido.– fue la respuesta de Chan.

– Por culpa de tu hermano querido, los cuatro casi morimos ese día. Kinn casi dejó este mundo en el hospital al rededor de cuatro ocasiones, Ambos, Pete y Kinn entraron en un estado de coma prolongado. Porsche casi se pierde en su mismo, y yo, yo ya no puedo recordar muchas cosas, no sé por qué, Pete tampoco recuerda mucho de ese tiempo, o sea meses antes del incidente, y es mejor así, las cosas han cambiado para mejor, ahora estamos bien, estábamos.– Vegas se levantó de su lugar y observó a la pareja de mayor edad.– Tíos, yo me retiro a ver a los chicos.– y eso fue todo lo que dijo antes de salir de la oficina. Tawan miró confundido a Korn y Chan.

– Chico, es mejor que vuelvas a casa y vengas otro día. Sin querer, has abierto una herida muy grande. Ten por seguro que tienes mi protección en cuanto estés de mi parte. Tu hermano no te hará daño.– Tawan asintió en silencio, comprendiendo la situación.

– Khun Korn, en ojos del mundo solo soy un inválido mudo y sin memoria. Espero que quede así.

– No te preocupes.

– Muchas gracias, me retiro. No mantemos en contacto.– y trás él asentimiento de Korn, Tawan se retiró del lugar dejando a la pareja a solas.

– Esto es el inicio de un nuevo juego.– señaló Chan a su pareja.

– Sí, y el jugador contrario ya ha efectuado su movimiento..

La Sangre De La Mafia [KinnPorsche]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora