Horror

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El grito horrorizado de Pete resonó por todo el parqueo del centro comercial, a la par que guardaba su arma, luego  de asesinar al maldito hombre, cuando el cuerpo de su amigo se desplomó, seguido del cadáver del perpetrador, llamando la atención de muchos. Las personas no podían acercarse, ya que inmediatamente la seguridad se desplegó, pero no evitó que muchos llamaran a una ambulancia. ¿Quién no conocía al gentil líder de la segunda familia Theerapanyakul?

Pete se sentía justo como aquella vez que habían herido casi de muerte a Vegas, casi la misma sensación.

–¡LLAMEN A UNA PUTA AMBULANCIA.!– gritó mientras se arrodillaba el lado del sangrante y sin conciencia Porsche.
–¡AGUANTA PORSCHE, AGUANTA POR EL AMOR DE BUDA!– arrancó la playera de su cuerpo y la estrujó para luego presionarla sobre la herida. –¡VAMOS MIERDA!– Pete dejó todo al notar que Porsche no tenía pulso. Comenzó inmediatamente la primera tanda de RCP, contando y gritando. – ¡UNO, DOS, TRES...CINCUENTA..! – y le practicó respiración boca boca, para nuevamente hacer otra tanda de reanimación cardiopulmonar. – ¡VAMOS JODER, NO TE PUEDES MORIR HIJO DE PUTA! – gritaba y lloraba sin parar el ejercicio. ¡TIENES QUE VIVIR MALDICIÓN¡  ¡ESOS DOS TIENEN QUE VER LA LUZ DEL DÍA!  ¡¿DONDE MIERDA ESTÁ LA MALDITA AMBULANCIA?! – Arm llegó corriendo con los paramédicos y agarró a Pete por la espalda, en contra de su voluntad, haciendo que este  se retorciera como un gusano y forcejeara con su amigo.–  ¡SUÉLTAME JODER!

– ¡DÉJALO MIERDA!  ¡LOS PARAMÉDICOS ESTAN AQUÍ COÑO! Ya están aquí, respira conmigo, vamos, así..– Arm estaba tan destrozado como Pete y ambos lloraban a la par, pero no podían hacer más nada que esperar.
Los paramédicos se griaban órdenes entre sí.

– ¡ESTÁ EN PARADA!  ... ¡CARGUEN DIRECTO A 360! ¡DESPEJEN...! ¡DE NUEVO..! – Pete lloraba más al ver como el cuerpo de Porsche se levantaba una y otra vez debido a las cargas eléctricas a su corazón, ambos, él y Arm le rezaban a lo más grande y Pol los sostenía a ambos en un abrazo, los tres, derramando gruesas lágrimas.

Los guardaespaldas que rodeaban y aseguraban el perímetro, mantenían sus manos apretadas en puños y sus semblantes mostraban lo mucho que les dolía la situación de su muy querido jefe, pero debían ser los más fuertes, por el bien de la seguridad de sus amos.

¡Tenemos pulso!–  y todos dejaron salir el oxígeno que no sabían que tenían aprisionado, respiraron aliviadamente, al menos por el momento. – Ritmo sinusal, la bala salió por la espalda, eso es bueno, pero ha perdido muchísima sangre, debemos llevarlo urgente al hospital central, vamos.

¡NO!–  gritó Pete. – Llévenlo a la clínica Theerapanyakul, él es Phachara Theerapanyakul.– el jefe de paramédicos asintió  de inmediato.

– Pueden seguirnos en el auto señores.– Pete asintió y el paramédico dio media vueta y se encaminó hacia su ambulancia.

– ¡¡AGH!! – gritó Pete al ver partir la ambulancia. Y nuevamente lo hizo, con dolor. Se levantó y limpió sus manos llenas de sangre en la parte aún blanca de su camiseta, igual de sucia por la sangre de su amigo. Limpió sus lágrimas, suspiró profundamente hasta adoptar un semblante sin emociones, tomó su celular y marcó el número que ahora mismo repudiaba.

– Kinn...

                     (...)

– ¡ENTRANDO! Varón de 25 años, de nombre Phachara Theerapanyakul, doncel en estado de gestación, recibió un disparo cerca del corazón, la bala salió por la espalda, entró en parada en la escena, pero logramos estabilizarlo, ha perdido gran cantidad de sangre.

– Uno, dos, tres, arriba...

– Enfermera, preparen el quirófano tres para operar inmediatamente, debemos reparar el daño interno cuanto antes, Leo encárgate de la monitorización de los embriones, coloquen una vía de A+ y plasma, Sammy, ecografía con Leo, Yatch, ecocardiograma completo, revisen si hay hemorragia interna, debemos salvarlo, salvarlos. Los veo en el quirófano, voy a prepararme.




Leo caminó por el pasillo hasta llegar a su oficina, la cual era la más grande de la clínica al ser el director de la misma. Entró y encontró lo  que esperaba ver, casi todos los miembros de su familia estaban allí. En la cama mediana que se encontraba ni tan cerca ni tan lejos de su escritorio, el muy embarazado Kim dormía agarrado fuertemente a su hermano mayor Kinn, quien había colapsado y había sido tratado por una enfermera. De sus cerrados párpados aún salían lágrimas. Vegas estaba sentado en un sofa individual, sosteniendo a un durmiente Pete, quien se había desmayado en sus brazos, cuando llegaron a la clínica, ni siquiera se había cambiado, por lo que Vegas ahora estaba un poco manchado también, poco le importaba la verdad. El mismo Vegas miraba a la nada, como ido, pero sus manos se movían con vida propia y acariciaban el contorno del cuerpo de Pete, eso lo mantenía un poco cuerdo. Chay, y su propio esposo, se encontraban juntos en un sofá largo, el menor con el rostro escondido en el pecho del mayor, sollozando bajito, y Khun con la cabeza hacia atrás en el respaldo, con los ojos cerrados, con una mano hecha puño y la otra, acariciando los cabellos de su pequeño cuñado.

Top carraspeó y Chan, Korn, Vegas y Khun levantaron la mirada, todos en silencio, sin emitir ninguna palabra, realmente no hacía falta hablar cuando sus semblantes disparaban miles de preguntas por sí solos.

– El pronóstico es reservado por ahora, lo trasladaremos a quirófano para reparar el daño interno y asegurarnos de que no haya nada más grave. Eso es todo por ahora, deben esperar a que termine la cirugía, lo siento, es todo lo que les puedo informar. Ahora me retiro, con su permiso.– Top dio media vuelta y salió de la oficina, detrás de él salió su esposo, tras dejar a su cuñado con sus padres.

– Top, Top, Top.– Khun se acercó a su marido y entre lágrimas se besaron fuertemente, Khun agarrando fuertemente las solapas de la bata médica del contrario y este agarrándole el lado derecho de su mandíbula hasta llegar a parte de la nuca. Cortaron el beso respirando agitadamente, mas no se separaron, pegando frente con frente.

– Todo estará bien, el estará bien, no dejaré que muera.– susurraba contra sus labios, como si fuera un mantra.

– Lo sentí, pude sentirlo, me dolió el pecho, pero llegué demasiado tarde, no pude advertirles, no pu...– se cortó debido al sollozo doloroso que dejó escapar. Top dejó varios picos en sus labrios y limpió sus lagrimas.

– No fue tu culpa mi amor, no lo fue...

– No es tu culpa, no lo es..

La Sangre De La Mafia [KinnPorsche]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora