CAPITULO:20 "AIN SOPH AUR."

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«No es posible. » pensaba Camus, Jacob se encontraba en pie en medio de todos ellos, por un momento el tiempo parecía no avanzar, el rey Romel estaba estupefacto, pero eso no duró mucho, como rey y líder de guerra supo que ese era el momento perfecto para ir con todo. Aprovechando ese instante de asombro e incertidumbre de sus enemigos.

En ese momento exacto con una orden comandó a su ejército a luchar con todas sus fuerzas, los soldados se precipitaron con coraje y determinación; con una sola cosa en mente... la victoria.

Jacob sostuvo con firmeza la empuñadura de su espada, la giro hacia su izquierda, arrastrando la punta de la hoja en el suelo, levantando una pequeña capa de polvo.

Sus ojos se encendieron como dos pequeñas llamas, soltó un ligero gruñido y abriendo sus alas por completo voló con rapidez embistiendo a sus oponentes, mientras los cortaba con su espada.

El número de los Orcos comenzó a decrecer rápidamente, Camus no sabía qué hacer, el veía cómo iban perdiendo la batalla, aunque su corazón ardía, sabía que era mejor retirarse del campo de batalla.

De pronto la vergüenza brotó por todo su ser, al darse cuenta que no podían contra ellos, montó su lobo alvino y con profunda pena dejo la zona de batalla, sin que nadie le viera marchar.

Los soldados Orcos lucharon hasta sus últimos alientos, cayeron ante sus adversarios y así la batalla había llegado a su fin.

En algún lugar muy distante de allí los hechiceros malignos autodenominados la orden oculta del sol negro, se reúnen en un lugar secreto y presentan las armas místicas que poseen; La corona de Mesfta, el anillo de Sauri, el báculo de Amelaios y el maso de Atón.

Uno de ellos dice —Antes de todo demos la bienvenida al líder. — y una figura sombría se presenta que ya tiene el arma y que va en camino por lo que estos hechiceros se regocijan.

Una hora antes, en el reino de Abell se encontraba el rey Baruc caminando por los pasillos de su castillo, solo en medio de la oscuridad, mientras se alumbraba con una pequeña lampara de aceite.

Se dirigía a sus aposentos para descansar, al entrar ve ante sí una figura sombría, de pie a un costado de su cama.

—¿Quién eres? — preguntó.

—Eso importa poco rey Baruc. — musitó aquella misteriosa figura.

—¿Qué es lo que quieres? — le interrogó el rey.

—Tú sabes porque estoy aquí. — le respondió ese individuó.

—Sólo matándome, podrás llevártela. — contestó Baruc.

—Créeme, no esperaba que fuese de otra forma. — replicó el hombre misterioso. Y con su magia, expulso de su mano una especie de espina oscura que se extendió con rapidez hacia el rey, atravesándole el corazón.

Mientras este agonizaba en el suelo, la figura sombría se acercó a él, fue entonces que el rey Baruc pudo ver el rostro de aquel sujeto.

—¿Quién eres tú? — preguntó entre quejidos de dolor, con voz afónica.

—Soy la luz, que traerá un nuevo amanecer a este mundo... yo soy... — dijo aquel sujeto.

—Malcut. — profirió ante el rey, el cual exhalaba su último aliento.

Después de que nuestros héroes se aseguraran de que en Ifás todo estaba bien, deciden seguir su camino.

Nuestros héroes se encuentran camino a Asís para seguir investigando y al llegar, deciden ayudar a los habitantes de Asís tal como lo prometieron. Ellos se encuentran con la guardiana del bosque sagrado y le piden que permita pasar, ella acepta y los guía mientras investigan.

DEMANGEL© (libro #1 Finalizado) Where stories live. Discover now